lunes, 31 de octubre de 2011
domingo, 30 de octubre de 2011
sábado, 29 de octubre de 2011
Dos mujeres, reciente poemario de Magali Alabau
“Nos enorgullece notificarles la publicación del poemario Dos mujeres (Betania / Centro Cultural Cubano de Nueva york, 2011) de la poeta cubana Magali Alabau (Cienfuegos, 1945), que reside en Woodstock, Nueva York, desde 1967.
Dos mujeres se acompaña con un Proemio de la también poeta cubana Carlota Caulfield, residente en California, y conocedora de la poesía cubana escrita en la diáspora por mujeres; recordemos su antología Voces viajeras. Poetisas cubanas de hoy (Torremozas, 2002).
Magali Alabau es autora de otros poemarios, como: Electra, Clitemnestra (1986), La extremaunción diaria (1986), Hermana (1989), Hermana / Sister (1992), Hemos llegado a Ilión (1992) y Liebe (1993).
Como poeta ganó el Primer Premio de Poesía de la revista Lyra (Nueva York, 1988) y en 1990 obtuvo la Beca Cintas.
Además de reconocida poeta, Magali ha sido una notable actriz y directora de teatro, con 18 años dirigió en La Habana Los mangos de Caín, de Abelardo Estorino, a su llegada a la Gran Manzana fue alumna de Leo Strasberg en el Actor’s Studio y, posteriormente, fundó el Duo Theather con Manuel Martín.
Esta cuidada y bellísima edición, reproduce en portada la obra Die Masken (2001) de la pintora Sylvia Baldeón.
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Dos mujeres, de Magali Alabau
Proemio de Carlota Caulfield
80 pp. , 2011. Colección Betania de Poesía
ISBN: 978-84-8017-302-5
PV: 12,00 euros ($15.00)
Coedición con el Centro Cultural Cubano de Nueva York.
Cortesía: Blog de la Editorial Betania
viernes, 28 de octubre de 2011
Metatranca
Por Juan González Febles
La metatranca apareció en Cuba en medio de ciertos círculos académicos interesados en colocar una saludable franja de tierra por medio, entre ellos y “los demás”. Fue la respuesta defensiva frente a ciertas vulgaridades, incomprensiones y además a medidas oficiales muy represivas contra instituciones académicas, académicos y otros que se hicieron incómodos a la óptica de la élite político-militar. Se trató de gente que tenía miedo y razones muy sólidas para reforzar este sentimiento.
Los amenazados, crearon un lenguaje ininteligible, se vistieron de post modernidad y elevaron a categoría de culto los análisis rebuscados de cualquier cosa. Decididos a complejizar tanto sus asuntos, se camuflaron para que los militares o militaristas ancianos empoderados, les concedieran al menos el beneficio de una duda, antes de condenarlos por “diversionistas”, “revisionistas” o cualquier otra cosa que se les ocurriera y les hiciera “venir a menos”.
En Cuba el más emblemático de los cultores de la metatranca fue el fallecido Rufo Caballero. Don Rufo elevó el arte de no decir o decir a medias, a cumbres tan depuradas, que cualquiera de las cosas que haya dicho podría ser interpretada de tantas formas como individualidades puedan encontrarse bajo el cielo y sobre el suelo. Ese arte de sortear la oración afirmativa sencilla de fácil comprensión para todos, fue su más cara y dedicada vocación.
Por aquello de que las islas influyen los continentes, la metatranca obtuvo permisos de residencia en el exterior y se aclimató de maravilla en esos nuevos predios. Por ostentar la necesaria e izquierdista acreditación, la metatranca se impuso y triunfó tanto en Cuba como fuera de ella.
La metatranca no sólo ha sentado sus reales en los fueros académicos de la filosofía. Sus tentáculos suaves se asientan en la literatura y con sellos postmodernos y acreditaciones de izquierda, consiguen imprimir nuevo sentido y dirección a los estilos literarios conocidos. Así, están capacitados para hacer ver novelas, donde ojos no entrenados en esta variante verían modestos relatos de ficción. ¡Son increíbles!
Por supuesto, un terreno en que la metatranca es insustituible es el político. Sus recetas al par que poco comprensibles para esa mayoría a la que indirectamente se dirige, también se tornan irrefutables. Simplemente la gente decide callar o no verse involucrada en algo que siente que anda mal, pero que no acierta a explicar cómo o por qué. En la medida que se eleva el tono y el nivel del discurso, el debate aparentemente se democratiza. Esto se logra en una proporción directamente proporcional a la no participación de interesados que vienen a menos, por no estar a nivel.
Vamos, que la metatranca llegó para quedarse. Es la respuesta que no responde, pero que estimula. Una forma genial de movimiento que no colisiona porque no llega a ninguna parte. En fin, lo soñado para los finales del movimiento circular que aunque no avanza, se mueve. Como la versión revivida del cuento sobre el rey desnudo, nadie se atreve a decir que efectivamente, un rey anda en cueros. Señores, que nadie pierda la oportunidad de aplaudir otra vez, paso a la metatranca.
Juan González Febles es periodista independiente cubano. Vive en Lawton, La Habana. Coordina el blog Infierno de Palo
jueves, 27 de octubre de 2011
Este viernes, presentación del libro Los relatos de Maurice Sparks, de Ernesto G
Editorial SILUETA Cordialmente invita
a la presentación del libro
Los relatos de Maurice Sparks
del escritor
Ernesto G.
Viernes, 28 de octubre de 2011 7:00 pm
Presentación a cargo de Denis Fortún y Rodolfo Martínez Sotomayor
Delio Photo Studio2399 Coral WayCoral Gables, FL 33145
(305) 856-5632- Entrada gratis
(305) 856-5632- Entrada gratis
miércoles, 26 de octubre de 2011
Dos poemas de Orlando Rossardi
Beso soñado
Y que al mundo, como presa, sueltes llena tu carrera,
que me surjas por la frente como espacio penetrante
y que a puerto llegues con tu labio y con el mío amante,
tú conmigo, luego el trecho que culmina en ansia entera,
tus ojos en los míos, espacio en lumbre que nos funde
y queda para arder profundo, entero, bien adentro;
como eterno, lo alto fulminando a renacer del centro
de ese todo aquel aquello que es ya fuego que nos cunde.
Tu amor fiero con mi amor amante, la ola con la roca
que al chocar en alma se convierte, pone, y se resuelve
en el don total, sonante y reluciente de tu boca.
El mejor aquí con su comienzo para un ver sin dueño,
el más acuciante abrazo que en la sombra nos abraza;
beso que al fin, en su horizonte, nos tramita el sueño.
Hoy sales de la carta tuya
En memoria de Ana María Fagundo
Tenerife, 13 de marzo de 1938- Madrid, 13 de junio de 2010
Hoy sales de la carta tuya como ayer de tu poema.
Te asomas a decir que has vuelto al sueño recurrente,
que no es cosa de sufrir sino de albricias y semillas,
de esas mismas que sembraras por el polvo del camino.
De esas como viento despedido, luz tejida al cuerpo
que dejabas siempre a flote de una en otra suerte de marea,
de un paso hacia otro paso, siempre retozando a la deriva,
como a quien le sobran manos, ojos y los besos,
como a quien más que poesía le faltan los abrazos.
Y sales de ti, del tacto de tu pulso por la letra tuya,
la que salta del labio de tus páginas a la página vacía,
la que brilla por tu ausencia como un chorro de cariño
nuevo, como huella entre los versos que has dejado,
como cumbre que arrima la presencia tuya al cielo:
este asombro de palabras que has armado letra a letra,
fundado libro a libro, brotando frutecido en el poema,
el canto tuyo todo igual de espacio abierto y colorido,
nombrando aquellos nombres que sacabas del pañuelo,
magamente , aquellas noches por la playa aquella.
Y eras tú vivida y suelta por ese buen querer a tu manera,
ese tú que era más hondo en la fina solución de los silencios,
aquel tiempo convocado del misterio y de los gestos;
y en la carta aquella en que ponías la palabra exacta,
tu sed de niña dolorida, la triste nueva de tus ritos viejos
que hoy, a golpe de memoria y de poema, te rescatan.
La Otra Esquina de las Palabras invita a un encuentro con la poesía de Orlando Rossardi.
Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables
305-448-4949
Viernes 4 de noviembre, a las 7:30 pm
Etiquetas:
La esquina de los poetas,
Orlando Rossardi,
Tertulia
Publicado por
Joaquín Gálvez
martes, 25 de octubre de 2011
Fotografías de Cristina Villamil
¨Huyo hacia adentro. Mis huellas se palpan en el metal y nadie sabe sobre mí. La ciudad tiene un vestido de ventanas y mi camino, son las nubes que no aparecen. La luz es la luz, y yo soy, esta sombra blanca que transita sobre el acero de este rostro.¨ Eduard Reboll
De la exposicion Viaje a Casa, presentada en Books & Books de Coral Gables durante el mes de Mayo, 2011. Fotografia de Cristina Villamil. Curador: Eduard Reboll.
Cristina Villamil
lunes, 24 de octubre de 2011
Presentación de La noche del Gran Godo. Biblioteca de Huntington Park. Para un elogio al libro y la biblioteca. De la censura a la vida. Agradecimientos
Por Manuel Gayol Mecías
Voy a comenzar citándome a mí mismo, no como vanidad, sino como préstamo necesario en cuanto a lo que concierne a la concepción del libro, de lo que significa ese ordenado amasijo de papeles entre las manos, porque nunca me cansaré de elogiar el sentido humano que encierra cualquier cuaderno y porque su historia misma acredita una vasta saga de valores para el humanismo. Por eso, no importa repetirme si lo que digo viene a cuenta de haber sido un artículo propio, en el que intenté resaltar los valores del texto impreso, y que aquí tienen su razón de ser.
En aquella oportunidad, cuando publiqué ese artículo, primero en La Opinión y después en Palabra Abierta, decía que “el libro puede variar de formato (piénsese en el libro digital), pero el libro impreso, como talmente ha sido, nunca dejará de existir como esencia de cambio porque encierra el hecho de ser un amplio y profundo estimulador de ideas”.
(…)
“…En cuanto al estilo y contenido, la proyección de la importancia del libro en el tiempo fue prevista por algunas civilizaciones remotas, cuando decían que cada volumen tiene su destino e historia; es decir, su génesis y finalidad (o sea, la consideración de los factores externos de por qué y para qué razón se crea un libro). Ello, por supuesto, junto a un mayor paso en el tiempo, aumenta mucho más su valor de colección”.
(…)
“La imprenta de Gutenberg propició el camino para hacer del libro un baluarte imprescindible del ser humano. Todas las demás innovaciones, aun cuando bienvenidas, no cambiaron el concepto de archivo y recolección de conocimientos que cualquier texto ofrece al hombre para su enriquecimiento intelectual”.
(…)
“En resumen, el libro en su formato tradicional es mucho más, porque encierra el olor sugerente de la tinta y el papel. Éstos, como elementos que procuran belleza, revisten al libro de un auténtico carácter humano”.
“Por eso también creo firmemente que la belleza del libro tradicional perdurará para recordarnos que hemos sido (y que siempre somos) no sólo lectores, sino además actores de ese gran libro que es la vida”. [Hasta aquí mi autocita].
Y qué es entonces la vida, en su relación con el libro, sino una biblioteca, un centro lleno de estantes, de archivos y anaqueles que se manifiesta como una gran colección de historias, de aventuras y de las más diversas experiencias que el ser humano ha emprendido. Este centro, en sí mismo, es un reflejo veraz de la vida toda, y viendo la comparación, como le gustaría a Jorge Luis Borges, la biblioteca es en esencia un reflejo magnífico del universo.
En lo personal, me he propuesto desde hace muchos años un mínimo universo en ese sentido de colección que le pretendo imprimir a mi propia creación literaria: un plan enorme, casi diría que ciclópeo, donde he volcado mis ansias por el hecho real de la imaginación, y desde hace más de 30 años he venido escribiendo este proyecto, como si yo me quisiera constituir —modestia aparte— en un Prometeo que le lleva el fuego a los personajes surgidos en mis sueños.
Papyrus Orbis Textus Cronicae Opus ludens es ese plan ambicioso que surgió hace mucho tiempo en algunas de mis noches fervientes en busca de los misterios de la vida, y lo imaginé con ese sentido serial, de colección, al que me he referido, y que mucho tiene que ver con el espíritu de las bibliotecas al modo de un vivero de grimorios que guardan nuestras experiencias. Es así la aventura de la vida, el creerme saber que Dios, y los dioses menores, míticos y legendarios pero reales, nos han estado soñando, o al menos han estado propiciándome la manera de imaginar mis historias. Base de toda leyenda, y por qué no: de toda realidad. Y así fue cuando alguna vez encontré una frase de Leonardo da Vinci que me alumbró el camino; frase en la que hizo su vaticinio sobre el Papyrus [entiéndase también como libro] al decir que ”las cosas desunidas se unirán y recibirán una tal virtud que devolverán a los hombres la memoria perdida”.
Esa frase —extraordinaria por inefable— me hizo pensar en Cuba y en el mundo, y supe por intuición, o porque algún daimon travieso me lo filtró en mi mente, que aun cuando los cubanos nos separemos, nos disgreguemos, llegará el momento en que todos nos uniremos y recibiremos una tal virtud que recuperaremos no solamente nuestra memoria, sino además nuestra esperanza, nuestra libertad y nuestra dignidad. De ello trata —modestamente— este proyecto de unos cuantos libros que me propuse, y que este, el de La noche del Gran Godo, es el primero de una de sus series.
Hoy, aquí, en la biblioteca condal de Huntington Park, es la segunda vez que voy a presentar mis historias de Marja la Seráfica, de Joel Merlín el Estudiante, del Godo Godofredo, de Vicky la Mulata de Virtudes y de Yoli la Corista de Fuego, entre otros tantos personajes; la primera vez fue en la tertulia “La Otra Esquina de las Palabras”, en el Café Demetrio, de Coral Gables, en Miami, el 29 de julio de este año. Pero en esta ocasión de hoy (que para mí reviste la misma importancia que la primera) lo hago con verdadero goce de escritor y de ser humano. Y con el deseo ferviente de expresarles a ustedes, queridos amigos y familia, el necesario agradecimiento por acompañarme en esta aventura de mis personajes imaginarios, los que por ser tales no son menos reales. Pero antes, por favor, permítanme expresarle algunos detalles en relación con la larga censura que ha padecido mi obra.
En realidad, hablar de mi propio libro, si me fuera preciso hacer una autovaloración literaria, me resultaría bastante difícil, para no decir imposible. Pero sí puedo decirles algo de lo político y social que se ha venido encumbrando en la historia de este cuaderno de ocho relatos, que en 1992 obtuvo el Premio Nacional de Cuento de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), debido a que fue el mismo afán de sumisión de esa institución castrista la que dio lugar a ello; quiero decir, que propició esta connotación ideológica del libro que estuvo invisible (inédito) hasta la mencionada fecha del 29 de julio, cuando por fin rompió la censura gracias a Neo Club Ediciones y también a la colaboración de las editoriales Silueta y Alexandria Library, todas de Miami.
Después del premio, y por haber viajado yo a España y hecho declaraciones a la prensa en contra de la dictadura, el cuaderno —sin miramientos de que había sido premiado públicamente, y de que el hecho, en sí mismo, constituía un compromiso profesional y ético— fue radicalmente censurado y nunca se publicó, como si mis escritos, el galardón concedido y yo mismo no existiéramos, y todo hubiera sido un sueño febril de un contrarrevolucionario venido a menos.
Sin embargo, 19 años más tarde —como muchas veces sucede en la ficción de los cuentos de hadas—, el sortilegio se rompió, y esa fecha del 29 de julio de este año, los personajes de mis historias despertaron al azaroso pero siempre extraordinario reino de la literatura. Y lo han hecho con fuerza, gracias al Dios de mi imaginación, sí, pero asimismo a la oprobiosa realidad que se ha vivido en Cuba. Es en ellos —en estos personajes de mis cuentos— donde se mezclan y confunden la necesidad de la supervivencia y la ambición por el poder, y pasan de ser personajes imaginarios a convertirse en el símbolo de un submundo de corrupción, frustración e imposición que conforma un ámbito de podredumbre humana en toda la Isla. Por lo que puedo decir que sus tipos e individualidades no son un producto exclusivo de mi imaginación, no, sino de algunos seres que provienen del proceso degenerativo que ese sistema atroz impuso allí desde hace más de cincuenta años. Y estos cuentos, aun cuando fueron escritos en los años 80, creo mantienen su vigencia y, hasta incluso, podrían estar por debajo del coeficiente de degradación que por estos días ocurre en la isla.
Para mí, al igual que para muchos de ustedes, la vida cambió en el exilio, y nos trajo la posibilidad de ser mejores. Nos abrió el horizonte no sólo mental, sino asimismo nos dio una nueva perspectiva social, con la recuperación de los valores y la civilidad de sabernos siempre cubanos y latinoamericanos, pero al mismo tiempo nos concedió la oportunidad de incorporar en nuestras conductas y pensamientos, en nuestros espíritus, el sentido de la democracia, de la libertad y la universalidad de este gran país que es Estados Unidos.
Al envés de lo que nos han enseñado los libros de historia, al menos para mí, me refiero a España y a esta nación americana, ambos países se constituyeron en el Nuevo Mundo, y me otorgaron la proyección de nuevas amistades, nuevas experiencias y nuevos conocimientos. Y recuerdo bien que el primer evento literario al que yo asistí fuera de Cuba ocurrió aquí mismo en esta biblioteca, en la presentación de El aullido de las muchedumbres, valioso y voluminoso documento de la escritora cubana Josefina Leyva. Esa tarde comenzaron para mí a abrirse las puertas de la esperanza en lo que siempre ha sido una de las pasiones de mi vida (después de mi familia, por supuesto): y que es la literatura. Porque vi el numeroso público que asistió, interesado, con avidez por las letras y el arte, y conocí a varios escritores y artistas cubanos, y asimismo algunos mexicanos. Aquí, en esta biblioteca, me empezaron de nuevo los bríos para escribir.
Y ahora, llevando mis palabras a recuerdos más personales, les cuento que fue en esa misma presentación de El aullido de las muchedumbres (no puedo precisar la fecha, pero creo fue en 1995), cuando conocí a Carmen Alea Paz (ex profesora de literatura de la Universidad de Northridge, mujer y escritora plena, poetisa y novelista radiante y dinámica), y de hecho me sentí iluminado por su sensibilidad, su pasión por las letras y el arrobo de una nueva amistad, asimismo sucedió con su esposo Carlos Paz. Hoy, las palabras de Carmen sobre mi libro se constituyen en un nuevo estímulo para la creación no sólo por sus amables y precisas consideraciones (que bienvenidas sean), sino además porque sé que ella es una lectora inteligente, aguda, y que sabe justipreciar los valores literarios en los que realmente cree. La presentación que ha hecho de mi libro me proporciona una gran fe en lo que he escrito y seguiré escribiendo… Gracias Carmen, por apoyarme y ver en La noche del Gran Godo el comienzo de un proyecto infinito, un magno plan que siempre he soñado, y en el que tu ánimo es un impulso para continuarlo. Tus palabras son un orgullo para mí.
De hecho, en esta biblioteca también conocí a Norma Montero, quien fue su directora y a quien tengo en estimable aprecio no solamente por agradecerle sus palabras de hoy, su amistad y el gesto grande de abrirme las puertas de este incalculable reservorio de conocimientos que hoy nos rodea, sino porque además ayudó a mi familia en los primeros pasos que dimos en estos lares californianos, acabados de venir de Cuba, aun con los ojos desmesurados por el asombro de libertad que sentíamos, pero también por la incertidumbre de enfrentar un mundo muy diferente al que habíamos dejado… Gracias Norma, por la confianza depositada en nosotros, y aprovecho el acto de esta tarde, a casi 16 años de haber puesto mis pies aquí, para agradecerte públicamente tu apoyo, y expresarte mi respeto y admiración como amigo y escritor.
En esta biblioteca, hoy, asimismo, nace una nueva amistad, entre libros impresos y el deslumbramiento por la lectura, y es la relación cordial que he podido establecer con el amigo Martín Delgado, su director actual, a quien desde que nos dimos las manos y escuché sus palabras he comenzado a tener el placer de respetar y darme cuenta de su sincero amor por los libros… Gracias, Martín, por tu amable hospitalidad.
Entre tantas emociones, naturalmente, no puede faltar mi reconocimiento a Lourdes Someillán, emprendedora anfitriona, que se dio a la tarea de invitarme y correr con los preparativos de este hermoso acto, el cual tendrá un significativo momento en mis recuerdos. Todo lo que en esta tarde se presenta aquí pasó por las manos de Lourdes.
A Francisco —quien hoy no se encuentra aquí por motivos ajenos a su voluntad— le doy un recuerdo sincero, porque siempre ha estado atento a toda iniciativa.
A todos y cada uno de los bibliotecarios de los maravillosos laberintos borgianos, entre los que se encuentra mi querida cuñada y hermana Esther Rodríguez, por su trabajo en bien de la comunidad y su afán por los libros, emprendedora, eficiente y bella de corazón. A todos ustedes, amantes de los volúmenes impresos, por su educativo esfuerzo en que cada día lidian con los textos en pos de los niños y los jóvenes y con los adultos y los mayores de la segunda edad que aspiran, todos, a identificarse aun con los protagonistas de disímiles historias. En particular, a los trabajadores de esta biblioteca —como los de todas las bibliotecas unidas a modo de conjunto simbólico— son como el Virgilio que guió a Dante en la Divina Comedia para sacarlos de la rutina infernal de lo cotidiano y llevarlos a la gloria de la imaginación; son los elegidos de Jorge Luis Borges cuando concibió que los laberintos del mundo y del universo están en su Biblioteca de Babel. Porque un libro, queridos amigos, es el umbral hacia lo imaginario (que es una dimensión muy real), que forma la cara opuesta pero al mismo tiempo complementaria de la razón; el libro (cualquiera sea, el impreso o el digital) es un camino más que nos conduce a la sabiduría, a una conducta mejor ante la vida y a que nuestras almas busquen su iluminación. Y por todas estas cosas es que, con todo respeto y cariño, les reconozco y doy un caluroso saludo a todos los que de muchas maneras se relacionan con los libros, y en específico, a los Amigos de la Biblioteca de Huntington Park, que están aquí esta tarde y que también han hecho posible este acto, porque en realidad sin ellos no creo que entonces se justificaría mi persona en esta sala.
A todos y cada uno de los amigos y familiares, entre los cuales resalto un especial abrazo para el Dr. Aurelio de la Vega, destacadísimo compositor, reconocido internacionalmente —aun cuando en Cuba sean muy pocos los que le conozcan— y con una obra cimera entre lo mejor de nuestra música culta cubana, que nos ha representado en el mundo, porque desde los primeros tiempos su música siempre fue lo diferente, la sonoridad de sus cuerdas y la resonancia de sus instrumentos, todos, vibraron hacia la universalidad de Europa, y en específico Alemania, y demostró que en Cuba también han existido y hay creadores capaces de romper con el obtuso nacionalismo, ignorante, patriotero y populista. Yo espero que algún día todos las mejores orquestas, cameratas, sinfónicas y filarmónicas de música clásica cubana se honren en tener en sus catálogos, en sus programas y repertorios la música de nuestro amigo, que hoy aquí, entre nosotros, nos hace un gran honor… Para Aurelio, mi sincera gratitud, por su arte, su presencia y su apoyo inestimable.
A los amigos Ángel Marrero y Fidel Torres, y a Candelaria, la mamá de Ángel, creadores y empresarios, a quienes también mi familia y yo recordamos con cariño por nuestros primeros pasos en California en que tanto nos apoyaron y por las sensibles veladas en las que nos acogieron en su casa durante aquellos tiempos de antaño.
A Jesús Hernández Cuéllar, director de Contacto magazine, mi buen amigo, a quien le debo mi primera incursión periodística en su revista y de quien aprendí cómo es que se debe hacer el mejor periodismo hispano en este país… Un abrazo, Jesús, y también mi agradecimiento por esas reconfortantes charlas que siempre han alumbrado mis limitados saberes sobre Internet.
A mis colegas de La Opinión, una redacción creativa entre bastidores, que han estado a la expectativa de mis andanzas literarias y que tanto apoyo me han dado en medio de las tensiones de los deadlines y en la búsqueda de la calidad noticiosa, y a quienes quiero recordarlos hoy en los nombres de María Luisa Arredondo y Roberto Álvarez Quiñones, por ser mis colegas de años como editores en ese periódico y haberme enseñado cosas esenciales de la prensa plana… Gracias a ellos por la amistad y por nuestras amenas charlas inteligentemente apasionadas.
.A mi familia, toda, porque la venero, en especial y con mucho amor a mi esposa Gladys que los identifica a todos, mi colega y amante de horas, de días, meses y años, que vela por mí, por todos, y en especial por mamá Dora, nuestra querida Yeya. Y porque entre mis hijos Grethel y Héctor me han dado el sostén y la seguridad necesaria para escribir. A mi sobrino Jorgito, que siempre me ha sacado de los apuros técnicos con los softwares y computadoras ¡Oh, Dios!, cómo amo a mis nietos, Christian Alexander y Giulianna Camille, y a mis sobrinas Daniela y Nicole. Ojalá que mis libros sirvan para enseñarles que Cuba no es una invención, sino un sueño y una verdad latente en medio de sus corazones. Y que la literatura, al igual que la música y las demás artes, es la magnificencia de todas las libertades.
Y como “los últimos serán los primeros”, les doy a ustedes aquí presentes, mi mayor expresión de gratitud, en esta tarde de California, en la que comenzamos el mes de nuestra presencia hispana, con la esperanza de que cada vez más seamos mejores ciudadanos para el bien de todos, lo que doy por seguro será no sólo un enorme cúmulo de granos de arena, sino asimismo la potenciación de una mayor esencia humana, en la reafirmación y proyección de nuestras raíces culturales, para esta extraordinaria nación de los Estados Unidos de América.
Muchas gracias.
Palabras leídas por Manuel Gayol Mecías en la presentacion de su libro, La noche del Gran Godo, en la biblioteca Huntington Park, California, el lunes 3 de octubre de 2011.
Cortesía: Palabra Abierta
domingo, 23 de octubre de 2011
Presentación de “La noche del Gran Godo” en Huntington Park, California
Por Carmen Alea Paz
Estimada concurrencia:
No es esta la primera vez que, acogidos por la amable amistad de la Biblioteca de Huntington Park, me complace acompañar a mi querido amigo, el distinguido escritor, periodista y fundador de la revista digital Palabra Abierta Manuel Gayol Mecías en la presentación de alguna de sus obras en esta ciudad. En esta grata ocasión se trata de un tomo de ocho interesantes relatos titulado La noche del Gran Godo Pero antes de envolvernos en la diversa intensidad de sus páginas, hagamos un poco de historia.
La Noche del Gran Godo, como algunos de ustedes saben, fue publicado en la ciudad de Miami, Florida, este año por Neo Club Ediciones y presentada al público de esa plaza cultural el pasado 29 de Julio en la tertulia “La Otra Esquina de las Palabras”, diez y nueve años después de haber ganado en la Habana, Cuba, en 1992, el premio nacional de cuento que otorga la Un ión de Escritores y artistas de Cuba, conocida abreviadamente como UNEAC.
La Noche del Gran Godo debió ver la luz en Cuba, según las reglas y normas del concurso y fecha en que fue otorgado el galardón, pero debido a comentarios desfavorables al régimen expresados posteriormente por el autor Gayol Mecías en su visita a España, el libro fue censurado por la UNEAC y suspendida su publicación en La Habana.
Sin embargo, nunca es tarde si la obra es buena y en sus páginas brilla el talento y la capacidad de un excelente fabulista, de un creador de verdadera fibra intelectual y fecunda imaginación que juega con las palabras como un prestidigitador sin abandonar su íntimo sentir cuando, como un soldado de la palabra que es también, debe señalar y combatir aun desde una escena de comicidad y erotismo los grandes dolores de la tragedia humana.
En fin, aunque muy merecidos los encomios, no quiero que mi entusiasmo y elogio de este libro, limiten el tiempo de ustedes, estimados lectores, seguramente ansiosos de escuchar también el mensaje del autor. Así que permítanme compartir, aunque brevemente, mi modesto juicio y aprecio de algunas de las múltiples facetas de que se componen sus vívidos relatos, que sin duda, por el valor histórico de una cronología que pudiera recobrarse en un supuesto futuro, finalmente sobreponen su carga de realidad al matiz lúdico de la obra total.
Dijo el filósofo francés Gastón Bachelard que “el valor de una imagen se mide por la extensión de su aureola imaginaria, la que supera la simple memoria”. Precisamente, es lo que ocurre en las páginas de este libro. Las imágenes superan la simple emoción del momento de su contacto llevándonos, por la extensión del impacto de la palabra, a la realidad de una sociedad corrupta y degenerada que ha perdido todos sus valores; al mundo sórdido y aberrante en que giran los protagonistas, que bien pudieran resultar no ser figuras de ficción, sino seres vivos: la seráfica Marja, el inpúdico profesor Pudi, Vicky, la que viene acompañada del crepúsculo, el Cíclope, el Godo, entre otros. Seres marginados, víctimas de un poder totalitario, aunque capaces de subsistir flotando en la atmósfera irreal de sus ardorosas fantasías, en un ámbito y en una época de repentinos y angustiosos cambios sociales, que infortunadamente suceden en la hermosa isla en que nacimos el autor, muchos de ustedes, yo; país donde desde hace más de cincuenta años se vive sufriendo bajo la presión política y gubernamental de inéptos y ambiciosos dirigentes.
Pero, ¿quiénes son estos protagonistas que enlazan sus vidas, sus emociones, sus aciertos y desaciertos en la búsqueda de una felicidad inexistente y que reaparecen una y otra vez para expresar sus miserias y desdichas? ¿Quién es Marja? Veamos. La conocemos en “ La dorada edad de la inocencia”. El autor nos dice que “la bella Marja no sabía si su historia era una equivocación de la vida o si ella era una pesadilla repetida en los vaivenes de un destino no escogido”. Y deseando saber más, seguimos adelante porque una voz anónima nos incita para que conozcamos sus secretos urdiendo en la maliciosa inquietud de la niña que ansiosamente escucha los “zarandeos en el lecho y los pasos descalzos, como el divertimento de los payasos en la cama elástica de un circo ruso.” Y el oidor, que todo lo ve y todo lo sabe, reconociendo el curioso interés que ha despertado en nosotros nos lleva a la soledad llena de ansiedades que la pueril inocencia de Marja no logra comprender. Más tarde, con el despertar de los años, “la niña comienza a percibir un efluvio vibrando en el aire…” Y en su insistente vigilia realiza una esencia de amor y sexo, “un sentimiento ardoroso que la saca de la soledad…”. Entonces parecía que “el cuarto se colmaba de misterios” (… ) “Los muebles chirriaban de excitación”. Marja recibia así el escape de una voz henchida, plena de regocijo, que le ponia de punta los vellitos dorados de los brazos.
En el florecimiento de la pubertad, Marja acude al Pudi, su profesor de biología, quien se interesó en ella desde el primer día y quien gozoso “le enseña la destreza de hacer el amor a pie juntillas”, y la lleva a conocer los rincones insinuantes que se debaten entre farallones de vetustas casas…”.
Pero, ¿qué decir de Vicky? Su hacedor la retrata en una metáfora: “Vicky es el desbordamiento de los sentidos”. Por sus ojos, agrandados por el miedo, si, porque en esa isla todos viven apresados por el miedo, salen los recuerdos del temido vigilante.
¡Ah, los vigilantes…!
Quizás porque este, en apariencia, modesto libro de relatos, se revelan inquietantes verdades bajo máscaras de comicidad, cumbancha y erotismo, y porque soy mujer y cubana, aplaudo el testimonio implícito que domina en la actitud de los protagonistas, aunque enmascarado, y sí, porque me lastima, me duele la denigrante posición de la mujer cubana ante el mundo ofreciéndose como vil mercancía carnal en excitantes catálogos que venden las agencias de viaje en el extranjero. ¿Quién ignora hoy en día, aun en lejanos rincones del universo, qué es una jinetera? Es mujer obligada a vender su cuerpo a lascivos visitantes por dólares, que aliviarán su hambre y la de su familia. ¿Cuántas son las Marjas, las Vicky, las Yoli y tantas otras con atractivos nombres que bajo el falso oficio de bailarinas, coristas, modelos, cantantes, nutren a diario las arcas del Tirano por la obligación que se les impone de compartir la ganancia obtenida por sus servicios a turistas de lejanos países que las solicitan.
Siempre acosadas, siempre bajo la vigilancia de los agentes policiacos del gobierno que les siguen los pasos, que las maltratan, ofenden, amenazan y hasta las desnudan para arrebatarles los dólares. A pesar del terror dominante, Vicky sueña secretamente con el viajero juguetón y alegre que cautivado por su morena y sensual belleza la libere de su miserable cotidianidad con una oferta de matrimonio.
¡Ah la Habana! La preciosa y sandunguera Habana del Gran Godo, caido en desgracia, babeando su borrachera y buscando su bastón bajo los pies del guarachero que compadecido le palmotea las nalgas mientras el Godo clama por la traidora Marja, su amorcito, y yo, metida entre las páginas del libro, pienso en mi desdichada patria y me parece oír una voz que entona: “Yényere cumbara, buenas noches, buenas noches, como está usté…”.
¡Cuán bello es nuestro idioma para expresar el pensamiento, y con qué galas puede vestir las páginas de un libro aquel que tiene dominio de la palabra como el autor que hoy nos ocupa!
Gracias, amigo Gayol, porque piensas, sientes, profundizas, retratas el paisaje cubano, y con la misma riqueza verbal recreas el ambiente nocturno con toda su lujuria y perversidad dando vida a tus personajes que danzan al toque de cueros y maracas. Y a nosotros, tus lectores, nos crecen los celos por la flexibilidad de tu extraordinaria imaginación; que nos invita a hurgar en los misterios de la noche habanera, tropical ardiente, con olor a marisma, y con tu libro en mano, bajo un manto luminoso de estrellas, nos dejas soñando con la libertad para un pueblo que agoniza y se mantiene desesperadamente asido a la esperanza.
Carmen Alea Paz (La Habana, Cuba). Narradora y poetisa, traductora, conferencista y profesora de idiomas. Cuenta con una maestría en lengua y literatura española e hispanoamericana. Ha sido profesora de español y literatura de la Universidad de Northridge. Ha recibido premios y menciones tanto en Cuba como en Estados Unidos. Cuentos, artículos y ensayos suyos aparecían con frecuencia en importantes revistas y diarios cubanos de la década de 1950, tales como Lux, Carteles, Vanidades, Colorama, Patria, Bazar, así como en los periódicos Avance, El País, El Mundo y Diario de la Marina. Su sección “Disquisiciones femeninas”, que publicaba el semanario dominical El País Gráfico tuvo una gran aceptación de lectores en aquellos tiempos. Asimismo fue colaboradora oficial de la popular revista habanera Romances. Ha publicado varios libros, entre ellos, El caracol y el tiempo (Poesía, 1992); El veranito de María Isabel y cuentos para insomnes rebeldes (Novela y cuento, Miami, Editorial Ponce de León, 1996); Labios sellados (Novela, Premio Internacional “Alberto Gutiérrez de la Solana”, del Círculo de Cultura Panamericano 1999, 2001); Casino azul (Novela, Universidad Autónoma de Baja California Sur, 2004); y más recientemente Risas, confeti y serpentinas, una historia familiar. Reside en la ciudad de Northridge, California.
Cortesía: Palabra Abierta, Revista Independiente de Cultura Hispanoamericanaviernes, 21 de octubre de 2011
Los relatos de Maurice Sparks (reseña y vídeo)
Por José Abreu Felippe
Acabo de leer Los relatos de Maurice Sparks (Silueta 2011) de un tal Ernesto G. (vaya nombrecito).
Podría afirmar, sin temor a equivocarme, que:
Es un diario personal escrito por muchas personas.
Es un cuaderno multiusos.
Es la colección de máscaras de un exhibicionista maniático (y depresivo).
Es un manual para melómanos pervertidos.
Es el guión de muchas películas.
Es un muestrario con instrucciones para corazones menopáusicos.
Es un catálogo virtual de cortos (algunos semipornos) intercambiables.
Es todo eso y, probablemente, todo lo contrario.
O nada que ver.
Estoy confundido y algo desconcertado. Creo que su lectura me ha convertido en un Maurice más, un Maurice cualquiera.
No obstante, no tengo dudas: Maurice Sparks, quien quiera que sea, está de atar y eso es un muy buen síntoma, un indicativo, que invitaba a finalizar la lectura. De esto uno se percata ya en la tercera historia (la primera es para decir que cada uno de sus inocentes lectores puede ser un Maurice y la segunda para advertir que pueden ser alevosamente cazados). La tercera historia proclama el caos: “Esta historia puede empezar en cualquier lado y de cualquier forma” Leído esto miro el índice, por disciplina, para enterarme de por dónde van los tiros, y de cómo es que han aliñado semejante conjunto de historias. Ah, compruebo, el libro está dividido en tres partes. Cabeza, tronco y extremidades, como el cuerpo, supongo, de Maurice. En la cabeza están las aclaraciones pertinentes a las que hacía referencia antes (entre otros sobresaltos), más escritoras libidinosas, un poeta natural, bibliotecas de erratas y bolígrafos multicolores (ésta es la parte más cerebral de la cabeza, la sesera, especulativa y mitómana).
El tronco, bueno, en el tronco están todos los órganos vitales y en esta sección algunos (órganos) se destacan más que otros. A mí me gustan los más supurantes (Tú desnuda, yo soñando; Las rositas de maíz; La cena; La primera vez fue en el carro, por ejemplo). Tanta lubricación trae como consecuencia que, en las extremidades, recaigan, indefectiblemente, los efectos secundarios. Que implican (manzana aparte) imprescindibles manuales para extraterrestres e historias, casi cuentos formales, con o sin moraleja. Todo el libro es un cuerpo que invita a que lo gocen.
Lo antes expuesto me hace afirmar que Los relatos de Maurice Sparks son frescos, inteligentes sin ser pedantes ni petulantes, saturados de una poesía urbana, vivencial, pragmática, que deberían abrir con esta cita (sí, ya sé que un intelectual verdadero, graduado del ISA, debería decir, exergo) de los Cantos de Caravana: “Apresúrate a gozar de la primavera, porque la primavera es efímera”.
Irreverentes como ha de ser la buena literatura, son, en resumen, una invitación a la vida.
Los relatos de Maurice Sparks de Ernesto G se presentará el viernes 28 de octubre a la 7 PM en Delio Photo Studio. 2399 Coral Way, Miami. La actividad estará a cargo de Denis Fortún y Rodolfo Martínez Sotomayor.
jueves, 20 de octubre de 2011
Encuentro con la poesía de Orlando Rossardi en La Otra Esquina de las Palabras
La Otra Esquina de las Palabras invita a la presentación del libro
Fundación del centro (Aduana Vieja Editorial, Valencia, 2011),
del poeta y escritor cubano Orlando Rossardi.
Las palabras de presentación estarán a cargo de los escritores José Prats Sariol y Joaquín Badajoz.
Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables
305-448-4949
Viernes 4 de noviembre, a las 7:30 pm
Orlando Rossardi (Orlando Rodríguez Sardiñas) nació en La Habana. En Cuba, antes de 1960, en que sale para España, colabora en revistas literarias y funda con René Ariza el cuaderno poético Cántico. A partir de entonces su obra poética y ensayística ha aparecido en revistas literarias en Europa, Hispanoamérica y los Estados Unidos de América. Ha sido profesor en las universidades norteamericanas de New Hampshire, Southern California, Texas, Wisconsin y Miami-Dade College.
Ha publicado ensayo, teatro, cuento y poesía. Entre algunos de sus libros de ensayos se destacan los tres tomos de Teatro selecto hispanoamericano contemporáneo (1971), La última poesía cubana (1973), León de Greiff: Una poética de vanguardia (1974) y, en colaboración, los seis tomos de Historia de la literatura hispanoamericana contemporánea (1976). Su obra poética se recoge en los libros El diámetro y lo estero (1964), Que voy de vuelo (1970), Los espacios llenos (1991), Memoria de mí (1996), Los pies en la tierra (2006), Libro de las pérdidas (2008), Casi la voz (2009) y Canto en la Florida (2010).
Es miembro de Número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y Correspondiente de la Real Academia Española.
martes, 18 de octubre de 2011
A David Lago González, In Memoriam
OFICIO DE POETA
Si los espejos no le sirven para soñar
con que una rama iluminada de improviso
ante el roce de uno solo de sus viajes
pueda asumir una forma real, es porque
como un pez ha saltado de las aguas
y cruzado sobre islas enteras.
Si se ha despojado de su sombra
como a su tiempo se desentiende
la cuna de la mano que la mece,
es porque el eco que guarda siente el mismo recelo
que si escuchara venir de muy lejos
un zumbido de flechas totalmente emponzoñadas.
¡Ha cedido, St. John-Perse, ha cedido!
Ha vencido el ángel de todos esos desconocidos amigos
cuya vieja muerte real le ha sido siempre inadmisible,
porque le rescatan y le llevan consigo a su dolor.
Para él, la luz brilla dentro de lo invisible y el misterio,
y aquellos que le enseñaron a amar lo hermoso y lo terrible
vienen a sus ojos como la caricia de un padre: severa y frágil.
Ha cedido. Han penetrado en él el fuego,
la noche perfecta, la soberbia voz humana,
la zozobra del náufrago y la demencia del héroe,
la esperanza.
.
Y algún que otro dios.
.
(Camagüey, 1977)
© 1977 David Lago González
Poema de David Lago González publicado en su blog El Penthouse de Heriberto
Mi nombre es David Lago González y coordino este blog.
Nací en Camagüey y moriré en España.POEta. ESCritor. MAYormente autodidacta. En Cuba no tuve premiecitos, creo que de hecho sólo participé en un concurso que no recuerdo cuál fue ni con qué libro, por allá por los inicios de los años 70. No pertenecí a la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) ni a la Bgda. Hnos. Saínz. Tampoco a la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas), al PCC (Partido Comunista de Cuba), a la FMC (Federación de Mujeres Cubanas), sólo al CDR (Comité de Defensa de la Revolución) sin ningún cargo de relevancia. A nadie mataban por ello, pero había que saber que era absolutamente necesario abandonar toda ambición personal de ser reconocido, publicado, ocupar cargos de director o adjunto, representante político y que nunca sería merecedor de ningún reconocimiento. O sea, vivir así significa no existir salvo en el plano personal más íntimo. Eso es lo que habrían obtenido todos los que supuestamente hubieran llevado a cabo esa tardía y estúpida operación de "no , no coopero" que posiblemente un 1% de la población habrá llevado a cabo, más bien por cansancio y no por disciplina.
No pasé el Servicio Militar Obligatorio porque, después de numerosos exámenes médicos y posibilidades terroríficas, terminé declarándome homosexual pasivo (en Cuba la homosexualidad activa no se considera enfermedad y por tanto no puntúa para el caso), lo cual, después de inolvidables y constructivas humillaciones, casi me conduce al EJT (Ejército Juvenil del Trabajo) o CJC (Columna Juvenil del Centenario), que eran o son versiones actualizadas y descafeinadas de los célebres UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción).
Me "enhebresté" cuando El Mariel y quise salir a través de ese puerto durante esa operación fabulado con premeditación y alevosía, pero Los Dioses de la Escoria no nos fueron propicios, de modo que recuperé un larguísimo (pero acertado) camino para recuperar mi ciudadanía española, lo que me condujo a establecerme en La Villa y Corte.
En España, he publicado dos poemarios (“Los Hilos del Tapiz” y “La Resaca del Absurdo”) con Editorial Betania, Madrid (entiéndase claramente: he pagado a Felipe Lázaro para que fueran editados esos libros, con una insignificante distribución, de modo que aún arrastro literalmente como unos 500 ejemplares por todo el MadriZZ, lo que ha provocado en mí un odio salvaje y físico hacia esos libros. Ésa es la manera en que mayormente los escritores cubanos publican: pagando a las distintas editoras -creo que con excepción de Colibrí-, por lo que nunca jamás me uniré al coro servil de llamarles "mecenas", aun cuando me considero amigo de Felipe Lázaro).
He sido EDITor de Ediciones Timbalito (edición no venal), Madrid, años 1999-2002, publicaciones informáticamente artesanales.
Antologías. Colaboraciones en diferentes revistas online y en papel, destacando Liden Lane Magazine, The Big Times, La Peregrina Magazine, Ariadna, Los Lobos de Omaña, Poeta de Cabra y Revista Hispano-Cubana. Forman parte de mi curriculum, ligero, como el equipaje de Machado para andar por la vida y por la muerte.
No pertenezco a ningún exilio porque el exilio es una palabra que denota transitoriedad, y yo abandoné Camagüey después de haber roto con la sociedad cubana derivada del comunismo y a sabiendas de que no volvería ni siquiera en cenizas. Con la Revolución Cubana nunca rompí porque no puede existir ruptura con algo a lo que no se está previamente unido. La deducción es elemental, pienso humildemente.
Mantengo la misma verticalidad que sentía dentro de la isla. Y la macro-política no me interesa tanto porque por suerte nunca estuve a tal altura. En cambio sí me preocupa muy de cerca la micro-política porque es esa miseria humana la que sostiene el Gran Ideario, lo reforma, lo actualiza y lo renueva para seguir perpetuándose como lombrices. No perdono la miseria humana, ni soy tolerante con ella.
No debo nada a la derecha ni a la izquierda. En el plano humano, personal, estoy espiritual y materialmente mucho más agradecido a personas que se consideran dentro de los cánones de la izquierda.
Nunca hice nada por la libertad de Cuba ni pienso hacerlo. No tengo obligación de ser patriota, mártir, guerrero, luchador, dirigente sindical ni militante de ningún partido, ni sacerdote ni beato, ni dama vestida de blanco o de cualquier otro color. Posiblemente eso se deba a mi falta de ideales y a un recelo ya "empercudido" hacia todo lo político e ideológico. Yo escribo versos y, a veces, pienso. Quien sea zapatero, que arme los zapatos. Quien sea charcutero, que venda chorizos y embutidos. Quien escribe versos no tiene necesariamente que coger un fusil. Quien cumple prisión como patriota puede ser encomiable por sus hechos, pero no obligatoriamente tiene que ser poeta porque en su sufrimiento junte algunas palabras pensando en el movimiento o en la añoranza de un amor. La poesía es otra cosa.
Y eso es lo que hay: quien quiera tratarme, bien, y quien no, también.
Ficha autobiográfica tomada de su blog El Penthouse de Heriberto
Publicado por
Joaquín Gálvez
Los relatos de Maurice Sparks en Delio Photo Studio
Editorial Silueta los invita a la presentación del libro Los relatos de Maurice Sparks, del escritor cubano Ernesto G.
28 de octubre de 2011
7:00 PM
Delio Photo Studio
domingo, 16 de octubre de 2011
An Evening with Ricardo Pau-Llosa at La Otra Esquina de las Palabras (pictures, and introductory remarks by Alina Fernández)
Introductory Remarks by Alina Fernández
Good evening and welcome.
I assume that at least almost all of us, here tonight, are aware of all of Ricardo’s achievements. Ricardo the Iconoclast, the Severe Thinker, the precursor, the “rarest of specimens” or “the rebel without an inferiority complex”, as he was being called in several occasions. But I wouldn’t dare to add another category to that long list. Because, beside my admiration for the persona, I’ve learn to consider him, a friend. And you all know how difficult it is to speak about a friend! Of course I could sing his Praises! I could refer to the courage of a man barricade in his defense of Our Art, the Latin-American Art. I could speak of a man with no trenches, or limits, to be free, to act freely, and to speak freely.
Imagine if he uses his freedom of expression that he had already published 6 books, of poetry! Whom else in the XXI Century? Because there’s the fact: Ricardo Pau-LLosa is also a poet. Hundreds of years ago, a poet was the elite of mankind, but in our days, a poet is more of an abandoned, a bastard creator. You know that poetry is a very personal creation, is the fruit of a passionate love that is born within ourselves and that’s precisely why the poet could feel offended by a comment, or any interpretation regarding his creature. That’s why, God forbid! I won’t comment on Ricardo’s poetry. Let him explain, if he finds it necessary, what he meant to say when he wrote about “a beast that would fill a calendar of ambition and make golden the held breath of solid night”.
I am already PLEASED with the aesthetic of his work. With the ENJOYMEN of his work and the honor of sharing, together with him, and all of you, present here tonight, an intimacy that is only made possible when a privileged soul has the courage to whisper the secrets of his core. Let’s hear, in this beautiful night, HOW RICARDO’S SOUL WHISPERS.
sábado, 15 de octubre de 2011
miércoles, 12 de octubre de 2011
This Friday: An Evening with poet and art critic Ricardo Pau-Llosa at La Otra Esquina de las Palabras (The Other Corner Where Words Gather)
An Evening with poet and art critic Ricardo Pau-Llosa at La Otra Esquina de las Palabras (The Other Corner Where Words Gather)
A reading and discussion of the impact of visual arts on his work, among other themes explored in his new book in progress.
Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables
305-448-4949
Friday, October 14th at 7:30 pm
Ricardo Pau-Llosa [http://www.pau-llosa.com//] is a Cuban-American poet and art critic whose English-language poetry has appeared in six published collections—the last four from Carnegie Mellon University Press. Among his poetry titles are: Parable Hunter, The Mastery Impulse, Vereda Tropical, Cuba, and Bread of the Imagined. His work draws on many different ideas and themes—from the visual arts to Phenomenology, from theories on the workings of tropes to Cuban history, from everyday objects to episodes from ancient literature and the bible. His poems have appeared in many literary magazines—among them Agni, American Poetry Review, Ambit, Denver Quarterly, The Fiddlehead, Iowa Review, Kenyon Review, New England Review, Ploughshares, PN Review, Salmagundi, Southern Review, TriQuarterly, and Virginia Quarterly Review, and in over a dozen major anthologies. He also has an extensive bibliography in the field of modern and contemporary art, especially Latin American. Pau-Llosa has been the subject of major features in Art Districts, BCV Cultural (Venezuela), El Nuevo Herald, Herencia Cultural Cubana, Manoa, The NewsHour with Jim Lehrer (PBS), Saw Palm, The Writer’s Chronicle, among many other publication. Last fall, the Snite Museum of Art at the University of Notre Dame exhibited Parallel Currents: Highlights of the Ricardo Pau-Llosa Collection of Latin American Art, a major show with an accompanying book-length catalogue which explored how poetry, art, and philosophy have shaped the mind and life of this accomplished writer and thinker. On Friday, October 14th, Pau-Llosa will read poems that juxtapose events from the life of a secular man of our times with biblical scenes, fables inspired on the Seven Deadly Sins, sonnets based on paintings, among other works from his new book in progress.
Photo: Liam Crotty
Por los laberintos de Eva, una exposición de Heriberto Mora
Por los laberintos de Eva
Galería, Espacio 304, San Juan, Puerto Rico
Inauguración: 13 de octubre, 7:00 PM
martes, 11 de octubre de 2011
Un poema de Joaquín Gálvez
LA ZANCADILLA
Espérala cuando se sienten a tu mesa el águila y la paloma.
Cuando tu verdad sea como un candil que atraviesa
la interminable oscuridad del rebaño.
Espérala cuando tu verbo se convierta en árbol,
cuyos frutos escandalicen a sectarios e inquisidores.
Cuando el ruiseñor se pose en tu voz ante el ritual de los coros.
Espérala cuando tus palabras salgan a la calle con un rostro.
Cuando la sordera sea la única respuesta.
Espérala cuando te importune la sombra
del envidioso y del mediocre.
Cuando tu verso sea un aguacero
que incomode a los oficiantes del vacío.
Espérala, porque has llegado a la luz
y no hay regreso a la caverna.
lunes, 10 de octubre de 2011
Un poema de Magali Alabau
EL AMOR ESCAPA
El amor escapa,
las palabras se vuelven callejeras
y cansadas
se distribuyen en otros hallazgos
en el día ocupado
en trincheras diarias.
Sientes como huye aburrido,
te deja abandonada.
Mejor no atiendas su intención
ni la bocanada de aire que se va
con él hacia otro lado.
¿Dónde estoy?
¿En qué árbol?
¿En qué bosque?
En algún sentimiento,
en la ventana mirando
todo cubierto de nieve.
En una nota
que rasga algún recuerdo,
algún camino, algún paseo
donde sentiste otro
que no es nadie
pero que está
acompañando tus pasos,
ese yo pero gigante
oliendo asfalto.
Flotar en el espacio,
imaginar el lado de algún rio,
el principio de la noche.
No tener que volver
a ningún sitio.
Yacer ensimismada en ese espacio
donde la luna abierta plateada plenitud
posará sus pedazos en el agua.
No pensar en nada,
sólo en ese puro espacio
de luz aguardándote.
Es hora de irse,
de apagar las luces,
fijarte aunque no quieras
en lo que has de usar,
en lo que tendrás que llevar
aunque no quieras.
En las fotografías que puedan contar
la historia de tu vida.
¿Qué colocar en este cuadrado de maleta?
Una sola dijiste o te dijeron.
Todavía es mucho para cargar un rato.
Antes de irte
quema los libros.
No querrán el maltrato
de otro dueño, no querrán servir
ni ser rehenes de estaciones,
del frio invernal, de la humedad
del abandono.
¿Cuál llevas?
¿Alguno preferido?
¿Cómo dejar los otros?
Mira la estancia
por primera vez vacía.
Te velarán como a los muertos
y en algún instante
el aire entrará por la ventana que inventaste,
donde viste trenes y trenes,
donde fuiste un pasajero
caminando con lentitud
las calles de algún pueblo.
Dejaste la puerta entreabierta
y el radio puesto.
Aún engañabas a los que dejabas,
a lo que quedaba,
de lo que ya no dispones.
Entre la puerta y la salida a la calle
está esa escalera estrecha y sucia
en que alguna vez sentada
esperabas por las llaves,
por alguien que abriera las cobijas,
por un vecino que dijera la palabra adecuada.
Ahora tus pasos son firmes y apurados.
Ya no habrá más esperas.
Todo es fácil porque nadie espera.
Ya ni siquiera el perro pequeño y negro
que te acompañaba.
Un amigo, como dicen siempre,
se lo llevó al campo.
Nadie te espera
pero como has decidido
no montar el tren equivocado
has inventado personajes que te recibirán,
aunque no quieras, en ese lugar improvisado.
Has evitado las despedidas,
ese círculo de piel y sangre
que es tuyo y de los otros.
Le has dado un beso escurridizo
como esos que se dan cuando corres
y no quieres ver el horror en otros rostros.
Pero está en la sala la gran comitiva
de tus alianzas mirándote, están serios
como en las funerarias.
Nada miro, nada puedo, esas miradas
son golpes en el vientre.
Cierro las mandíbulas, algunos adioses
me sorprenden a pesar que he dicho
no a las lágrimas,
brotan de tantos ojos.
Corro, corro, hasta esconderme.
Corro a la calles
que el viento me atragante,
áspero viento que rompe las páginas,
que rompe el recuerdo de esos otros.
Las puertas se cerraron
el olor a esa tranquilidad del día,
a ese tiempo sin fin, eternidad de infancia
cerró aldabas, el féretro, la caja de pino
que querías.
Y en qué transporte
indagas por los seres que quieres encontrar,
que aún no existen
pero que inventarás
porque necesitas un suelo,
una llave que abra el corazón,
que haga olvidar esos recuerdos.
Eres el cero, la nada, un hotel
deshabitado con luces de neón.
¿Cómo te llamas?
Lo único que tienes es este rostro
oscuro que se escapa,
que no es posible detenerlo.
En este hotel te amparas.
Esta cama manchada de tantas suciedades
es la nube que te duerme, que da paz.
No hay pasado ni futuro,
solamente el presente mudo
donde el alma duele.
Me ha dolido siempre.
¿A qué hospital puedo ir a que me operen,
a que me saquen el corazón?
Yo quiero otro,
otro perfumado
que pueda trasnochar
ante las luces del hotel de Dios
y los desamparados.
Este hotel de gratis
que debo olvidar en cuando pueda.
No debo recordar ni las horas
ni los movimientos extraños del pasillo
donde creí que moría
que no estoy viva, con los nervios veraces,
con los ojos tan abiertos recibiendo
lo que siempre he buscado,
esta verdad que no puede contarse,
que nadie contaría,
este hielo tan frágil,
entre la muerte y la muerte,
este tramo
que hay que sobrepasar
porque de no hacerlo
te encontrarás mañana como el hielo
en esta cama sin identidad
y sin nombre.
Y sí, buscar un árbol
volver a la raíz,
a la simiente,
unirte a todos lo que como tú
se preguntan,
disipar con ellos las astucias,
con ellos ser total
porque en sus desolaciones
está la vida, alguna fuerza
unida a la esperanza.
No te necesita,
se esfuma,
crece sin ti,
desaparece.
Se hunde en el hueco,
en la cueva,
la caricia que
nunca pudiste tocar
se escapa entre los dedos.
Magali Alabau 2011
Magali Alabau. Escritora, poetisa, actriz y directora de teatro, nacida en Cienfuegos, Cuba, en 1945. Ofrece una obra lírica de sostenida calidad desde que publicó su primer poemario Electra y Clitemnestra, premio de poesía latina del Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York. Ha publicado también los poemarios La extremaunción diaria, Hermana, Hemos llegado a Ilion, y Liebe. La editorial Betania tiene en imprenta su libro Dos mujeres. Sus poemas han aparecido en diversas antologías, entre las que destaca Indómitas al sol. Cinco poetas cubanas de Nueva York (Betania, Madrid, 2011). Reside en Woodstock, New York.
viernes, 7 de octubre de 2011
Mike Porcel: Diario
Muy pronto en La Otra Esquina de las Palabras:
En busca de una nueva flor
Un homenaje al compositor y cantautor Mike Porcel
Con un recital que abarcará varias de sus canciones más conocidas y las más recientes
Las palabras de presentación estarán a cargo del poeta
Joaquín Gálvez
Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables
305-448-4949
Viernes 9 de diciembre, a las 7:30 pm
Cortesía: Mike Porcel's Website
miércoles, 5 de octubre de 2011
Encuentro con el poeta y crítico de arte Ricardo Pau-Llosa en La Otra Esquina de las Palabras
La Otra Esquina de las Palabras invita a su tertulia de octubre:
Encuentro con el poeta y crítico de arte cubano-americano Ricardo Pau-Llosa
lectura de poesía y charla sobre la influencia de las artes plásticas en la obra de Pau-Llosa —entre otros temas que aborda su libro en preparación—.
(El encuentro se efectuará en inglés)
Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables
305-448-4949
Viernes 14 de octubre, a las 7:30 pm
“La obra de Ricardo Pau-Llosa [http://www.pau-llosa.com/] ha sido publicada en lengua inglesa por varias editoriales norteamericanas, siendo Carnegie Mellon University Press la editorial que ha editado sus últimos cuatro poemarios. Sus poemas han aparecido en numerosas revistas literarias, así como en varias prestigiosas antologías. En el otoño de 2010 el Museo de Arte de la Universidad de Notre Dame expuso “Parallel Currents”, una muestra de lo mejor de la colección de arte latinoamericano de Ricardo Pau-Llosa. Con motivo de esta exposición se publicó un catálogo en forma de libro.”
Foto: Liam Crotty
martes, 4 de octubre de 2011
Armando de Armas entrevista a Antonio José Ponte para MartíNoticias
Foto: Orlando Jiménez Leal
Antonio José Ponte en el día después
Uno de los más importantes ensayistas y narradores isleños del presente, Ponte es, por otro lado, excelente conversador dotado de la adecuada dosis de humor para alejarlo prudencialmente de la pedantería al uso de nuestra envarada clase intelectual.
Armando de Armas/ martinoticias.com 29 de septiembre de 2011
Antonio José Ponte, Matanzas, Cuba, en 1964, poeta, ensayista y narrador. Ha publicado, entre otros títulos, Las comidas profundas (Deleatur, Angers, 1997), Asiento en las ruinas (Renacimiento, Sevilla, 2005), In the cold of the Malecón & other stories (City Lights Books, San Francisco, 2000), Cuentos de todas partes del Imperio (Deleatur, Angers, 2000), Un seguidor de Montaigne mira La Habana/Las comidas profundas (Verbum, Madrid, 2001), Contrabando de sombras (Mondadori, Barcelona, 2002), El libro perdido de los origenistas (Renacimiento, Sevilla, 2004), Un arte de hacer ruinas y otros cuentos (Fondo de Cultura Económica, México D.F., 2005), La fiesta vigilada (Anagrama, Barcelona, 2007) y Villa Marista en plata. Artes, política, nuevas tecnologías (Colibrí, Madrid, 2010).
Ponte reside en Madrid, donde vicedirige el diario digital Diario de Cuba.
Uno de los más importantes ensayistas y narradores isleños del presente Antonio José Ponte es, por otro lado, excelente conversador dotado de la adecuada dosis de humor para alejarlo prudencialmente de la pedantería al uso de nuestra envarada clase intelectual.
Armando de Armas realizó la siguiente entrevista para MartiNoticias al autor de La fiesta vigilada.
¿Qué de especial tendrían las ruinas habaneras respecto a, digamos, las ruinas romanas?
Que hay habaneros que las habitan, que no tienen más remedio que habitarlas. Y así también fue en Roma, hace más de un siglo, aunque no tan extendidamente como en La Habana.
¿Pudiéramos hablar de una suerte de excepcionalidad de lo cubano?
De lo excepcional cubano y también de aquello que lo cubano tiene en común con otros casos. Una u otra perspectiva resulta útil según sea el punto en discusión. A veces es necesario generalizar y otras, particularizar. La pregunta más importante es: ¿qué procuramos al hablar de la excepcionalidad cubana? ¿Licencia para qué? ¿Justificaciones de qué? ¿Para qué va a servirnos de coartada?
¿Cómo compagina el quehacer noticioso con el hacer literario?
Cuando el día no es demasiado malo y uno anda más o menos atento, entre todo lo que acontece pueden descubrirse líneas de alcance mayor que las del simple día. Para ello no solamente es necesario leer entre líneas, sino también recordar e imaginar. Y memoria e imaginación son condiciones también del trabajo literario.
Por otra parte, pedir un día no demasiado malo y una atención no muy desentendida sirve lo mismo para quien hace un libro, trabaja en una redacción o sale de pesca.
¿Qué predomina en Ponte el escritor o el periodista?
El escritor. De entrada, le lleva al otro muchos años de ventaja.
¿Pudiera, a la larga, el periodista perjudicar al escritor?
Hemingway trató acerca de este tema. Sabía enfrentarse a una entrevista lo mismo que a un fotógrafo de safari, pero resolvía las preguntas un tanto elementalmente.
Dijo que el iceberg narrativo debía esconder, para flotar, gran volumen de detalles bajo el agua. Patentó el detector de mierda, y avisó que el escritor tendría que dejar el periodismo en un determinado momento.
Esto último, por muchas vueltas que le doy, me parece un falso problema.
¿Qué ciudad ha sido mejor para escribir, La Habana o Madrid?
La Habana, siempre que pueda hacer esta salvedad: escribí allí tan libremente (o casi tan libremente) como si hubiera vivido en Madrid.
¿Qué manías o ritos mantiene a la hora de enfrentar la pantalla en blanco?
El mariposeo del que hablaba Roland Barthes: cualquier exigencia es buena para demorar esa hora. Hasta que agoto la paciencia conmigo mismo y me obligo a sentarme frente al teclado y la pantalla.
¿Extraña la máquina de escribir?
Una vez vi a un amigo teclear en una computadora que producía los mismos ruidos que una máquina de escribir. Le había incluido un programa que reproducía esos viejos sonidos. No dejaba de preferir la velocidad y ligereza de los nuevos teclados, pero también añoraba las fricciones y los chasquidos de los teclados viejos.
Aquello parecía Rebeca de Du Maurier (y de Hitchcock) traducida a instrumento de escribir: vivía con su nueva esposa, pero no podía olvidar a la anterior esposa muerta.
¿Había una suerte de sensualidad en el teclear de una máquina de escribir?
Seguro. Aunque comparada con la sensualidad de la caligrafía a mano era una sensualidad ferroviaria.
¿Cómo se relaciona la escritura con el Eros?
Roce, emisión y percepción de tinta, pase de página..., ¿cómo no iban a estar relacionadas la escritura y la lectura con Eros?
¿Y el Eros y la escritura como se relacionarían con la muerte?
Como amante o como escritor se quisiera ser insustituible. Para decirlo con una fórmula pomposa y bastante inconfesable, se trata de un deseo de eternidad. O más exactamente (disimulando la pompa poética detrás de pompa clínica), de una pulsión de eternidad.
Para escarmiento de esa pulsión o deseo, están los demasiados libros (la fórmula es de Gabriel Zaid) y los demasiados cuerpos. Lamentablemente, no somos ni escribimos insustituiblemente. La muerte empieza a estar en ese reconocimiento.
¿Cómo vislumbra el final de juego en la isla, explosión social o pacto de socios?
Bajo una y otra forma, en días y momentos alternos.
¿Le gustaría estar en la isla para narrar el final de juego como quiera que este ocurra?
Igual que le pasaba a Emma Zunz, el extraño personaje de Borges que necesita pasar por la violencia con tal de fabricarse una coartada, me gustaría estar, no aquí o allá, sino en el día después.
Cortesía: martinoticias
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