RETRATO MALDITO DEL POETA
Soy la nota
disonante del orden establecido:
la oveja negra
del rebaño
humanamente
social y familiar;
el hijo pródigo
que se marcha y más nunca regresa.
Soy el portador
de la antorcha de Sócrates y de Jesús,
aún sin los
designios de la cicuta y la cruz;
a quien le causa
fiebre las inclemencias del status quo.
Soy Ovidio, otro
expulsado de la vida,
precisamente, por
cargar con mi pluma tanta vida.
Soy el que lleva
la soledad como diadema,
aquel que inunda
todo espacio con su lava
de eterno
inconforme:
el dandi y también
el santo.
Soy el cabecilla
en la lista negra,
el que sólo
cumple con las leyes de sí mismo
-por supuesto, un
condenado de sí mismo-.
Soy el que cree
en cierta bondad de los demonios,
así como en
cierta maldad de los ángeles.
Soy el profeta
Kahlil Gibran: “mi maldad es mi bondad terriblemente herida”
(algún amor
–alguna nobleza- me mostró la ruta del crimen).
Soy el Abad
devoto de la duda,
el eterno viajero
de esa nave que zarpa hacia la nada.
Soy el que, más allá
de todas las posibilidades,
intuye en el
suicidio una puerta.
Soy el que convivió
con Erich Fromm en un manicomio de América
(ambos no fuimos
patológicamente normales).
Soy el que no
descarta el alcohol y otras alturas (prohibidas),
quien deja
rastros de sus ojos en unas piernas entreabiertas.
Soy,
inevitablemente, el que se encontrará con Charles Bukowski en su camino.
Soy el militante
del antiextremismo
(¿acaso otra
forma de ser extremista?).
Soy el discípulo
que reniega de su maestro,
y el maestro en
cuya estrella brilla el desafío de su discípulo.
Soy el defensor
de la lógica del absurdo,
quien cultiva con
altiva humildad
este gladiolo del
ego.
Soy el
aguafiestas de las manidas fiestas,
el único que pudo
dar con la luz en un Gulag de Siberia
(¡ah, mi sagrada
escritura!).
Soy el peregrino
que parte a cumplir su misión estética,
para nunca llegar
al rostro definitivo de la belleza.
Soy el que no
soy,
pues siempre habrá
otro Yo esperándome.
Soy, obviamente,
el poeta.
Poema perteneciente al libro El viaje de los elegidos (Betania, Madrid, 2005)