martes, 24 de agosto de 2010
Armando de Armas en tertulia nocturna
Por Olga Connor
No sé si es que está en Coral Gables, muy cerca de mi casa, o porque se suscitan interesantes controversias, pero Joaquín Gálvez ha encontrado una buena fórmula para su tertulia de ``La otra esquina de las palabras'' en el Café Demetrio. Armando de Armas fue el centro de atención el último viernes, cuando se reunió el grupo bajo este lema temático: ``El individuo frente al poder en la obra del escritor cubano Armando de Armas''. De Armas, nacido en Santa Clara en 1958, tiene publicados dos libros de relatos, Mala jugada ( D'Fana Editions, Miami, 1996) y Carga de la caballería (El Almendro, Miami, 2006); uno de ensayo, Mitos del antiexilio (El Almendro, Miami, 2007), y la novela La tabla (Editorial Hispano Cubana, Madrid, 2009), y es además contribuyente de varias revistas.
El periodista Alvaro Alba fue su presentador. En su largo ensayo citó varias obras que versan sobre el individuo enfrentándose al colectivismo, especialmente las de Ayn Ryan, una rusa expatriada en Nueva York. Son de la misma corriente, expresó, en la que se inscriben las obras de Armando de Armas, y cito estas palabras que me parecieron las más significativas: ``Hace ya más de década y media leí en el Diario Las Américas un artículo sobre un joven escritor cubano, que hacía mención a Mijaíl Afanasievich Bulgakov. Cuando se lee El maestro y Margarita o Corazón de perro ya no podemos seguir siendo parte de un experimento colectivo. Y entendí que había un individuo dispuesto a expresar con voz propia y muy personal sus ideas. Cuando se lee Carga de la caballería vemos que mi generación cuenta con un cronista individual, nada de realismo socialista, ni experiencia colectiva. Son cuentos de la historia moderna de Cuba donde las historias son las mismas de todos los tiempos, la supervivencia ante cualquier adversidad, el Yo (individual) frente al Nosotros (colectivista). Tiene Armando la autoridad moral del que nunca hizo un informe contra su padre ni contra sí mismo, y cuando dejó Cuba fue en busca de libertad, no un contrato que le permitiera seguir viajando a Cuba, entre crítica y media crítica a la situación cubana. Prefiriendo mantener su Yo antes que convertirse en parte del Colectivo obediente a la autoridad''.
Artículo publicado originalmente en El Nuevo Herald, el martes 24 de agosto de 2010.
Foto: cortesía de Cuba Inglesa
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