viernes, 30 de abril de 2010
Erótica, una novela erotizante
Por Richard del Monte Jr.
Más que una novela erótica, Erótica (Letra de Molde Ediciones, Miami, 2010) es una novela erotizante. Cuando Armando Añel me hizo llegar el manuscrito, a finales del pasado año, aún el libro no se llamaba como terminó llamándose, ni el autor había incluido las notas al margen que redondean la historia, pero aún así ya era discernible en sus páginas el ejercicio imaginativo, sensorial, que seguramente constituye su seña de identidad más agresiva. Una seña de identidad que abarca tanto el concepto de “hedonismo práctico” que enfila el relato como los avatares de una historia americana en la que el autor se afianza para levantar su infraestructura narrativa.
En Erótica, adicionalmente, Añel introduce lo que pudiéramos llamar “escritura inclusiva”, concepto a mi modo de ver inédito en el contexto de la narrativa cubana, y que está directamente relacionado con la revolución cibernética que recorre las cuatro esquinas del globo. En este sentido, el hilo argumental de Erótica se prolonga también a partir de las recreaciones desarrolladas por sus personajes, quienes actúan, en ocasiones, como ciber-referentes de la novela. Personajes con los que los lectores nos relacionamos aquí y ahora, fundamentalmente escritores, blogueros e internautas residentes en Miami y otras ciudades del mundo, que aparecen en el libro ya sea con sus nombres y apellidos, ya sea por medio de seudónimos o alias.
Esto lleva a una reflexión al margen. Tal vez, a pesar de su acento en el individuo, en la libertad, Erótica sea una novela colectiva, concebida por Añel en primer término, pero también por sus familiares y amigos (esto lo apunta el propio autor en su dedicatoria). Una concepción inclusiva que seguramente inspirará nuevos capítulos de lo que ya se anuncia como el inicio de una saga.
Erótica, para cerrar estas disquisiciones, es un libro sui generis en el marco de la narrativa cubana contemporánea. Cumberland (Playa Hedónica), punto de confluencia del éxodo desatado tras la invasión del islote de Thamacun, en 1960, es la patria paralela, la nación erotizante, una respuesta tecnológica y sensorial a la “conjura de los necios” del ultranacionalismo puntoCON. Cumberland es la revolución de Internet, y este libro una metáfora del futuro.
Trailer de Erótica
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