martes, 1 de octubre de 2013

Encuentro con Ángel Cuadra, actor, poeta y militante


                                         Foto: cortesía de Alexa

Por Olga Connor

Con Angel Cuadra en la impresionante Casona fue la forma en que Luis de la Paz comenzó este nuevo Encuentro, que tuvo lugar en el Centro Cultural Hispano de las Artes de Miami. El entrevistado se nos presentó como poeta y militante, pero también, en una faceta inesperada, la de actor.

De la Paz definitivamente hurgó en los vericuetos de la memoria del invitado, para que contara no solo su currículo vital, sino sus vivencias. “La idea es que quienes nos acompañen como público, entren en contacto con una parte de una historia personal, que, por tratarse de una figura pública, encierra en gran medida un designio colectivo, muchas veces compartido por los propios asistentes”, dijo.

La exploración de los Encuentros en la Casona se dedica fundamentalmente a la vida literaria y artística, pero por lo regular en Cuba los artistas y literatos estuvieron envueltos en la vida pública, como ha sucedido en otros países latinoamericanos. Cuadra es un ejemplo excelso.

Periodista, escritor, poeta, ensayista, profesor y militante contra las dictaduras castristas, Cuadra es un hombre de letras y acción que estuvo preso por defender sus ideas de libertad en Cuba. Su doble vida lo llevó a ser cofundador del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio, una institución que lucha por la libertad de expresión, y de la cual es presidente actualmente, y está también agrupado con los miembros del el Ex-Club, la organización de los expresos políticos en las cárceles cubanas bajo el castrismo. También luchó en tiempos de la dictadura de Batista, cuando estudiante, para que se volviera a consolidar la República de la Constitución de 1940.

IMPULSO A LA POESÍA

“Desde pequeño tuve un impulso a la poesía”, confesó Cuadra, nacido en La Habana en 1931. “Estaba becado con una beca del municipio que me proporcionaba almuerzo y comida”. Fue después alumno del gran ensayista Juan J. Remos y colaboraba en El rincón poético del periódico El País.

Francisco Riverón Hernández y Pura del Prado fueron amigos poetas, que se reunían con él en la Casa del Poeta. Era la época del 57 al 58 cuando había una vorágine social en la ciudad. Estudió Derecho y se graduó de abogado en esa década, pero también estudió Artes Dramáticas con el método Stanislavski y fue cofundador del grupo de poesía Renuevo.

Trabajó como actor en la Sala Tespis, que quedaba frente al hotel Habana Libre, en L y 23 (antes Havana Hilton), con obras en cartel por más de tres meses, aparte de sus actuaciones en el Teatro Universitario. Recordó El avaro, de Molière; La zapatera prodigiosa, de García Lorca, y La dama boba, de Lope de Vega, como algunas de las obras que se representaron. “El teatro fue una segunda pasión para mí”, confesó Cuadra. Esto le sirvió para enseñar teatro y representarlo con sus compañeros de prisión.

GRUPO RENUEVO

El Grupo Renuevo, dijo Cuadra, es una manera importante, como una reflexión generacional, de seguir el curso de la poesía cubana. La relevante antología poética Las cien mejores poesías cubanas (primera fecha 1922, segunda fecha 1958), compilado por José Ma. Chacón y Calvo, y luego la revista Avance de Jorge Mañach del año 27, son dos buenos puntos de partida, dijo Cuadra.


A partir del año 1940 surgieron dos corrientes nuevas, la de José Lezama Lima y la de José Angel Buesa”, comentó el poeta. “Era la poesía hermética, y la poesía directa. Pensamos que si en una línea primaba la racionalidad y en la otra la irracionalidad, teníamos que buscar la armonía entre ambas, de ahí el Grupo Renuevo en 1957”, manifestó Cuadra, recordando que ellos fueron elogiados y alentados por el poeta chileno Alberto Baeza Flores, que vivía en Cuba.

En el teatro tuvieron a José Escarpanter de asesor literario, especialmente en la obra Prohibido suicidarse en primavera, de Alejandro Casona. También hicieron Baltasar, de Gertrudis Gómez de Avellaneda, en la que, por cierto, se quemó parte del teatro por uno de los trucos de la tramoya. “La gente creía que era muy realista la obra”, acotó Cuadra.

LA REVOLUCIÓN

“Todo el mundo se apasionó con la revolución contra Batista”, explicó Cuadra. “Algunos eran advenedizos, otros lo vieron como oportunidad de liberarse”. Cuadra cooperó como abogado con la Comisión de Viviendas bajo el nuevo gobierno revolucionario en 1959. Esto lo apartó de la poesía, dijo. Pero en septiembre de 1960 asistió a un Encuentro de Artistas y Poetas, en la ciudad de Camagüey, “donde ya Nicolás Guillén comenzó a burlarse de los homosexuales, sobre todo de Virgilio Piñera”, recordó Cuadra.

“Nosotros habíamos luchado para rescatar la institucionalidad y vimos que se iba desviando este espíritu liberador. Entonces preparamos un folleto titulado La poesía cubana frente al comunismo, que era un cuaderno desafiante”, contó el poeta.

A pesar de esto, Cuadra sintió que no debía asilarse en una embajada, para irse de Cuba. Y escribían poemas contrarios a los de los comunistas, de forma asequible que todos comprendieran. En 1967, Cuadra cayó preso. Lo condenaron a 15 años de prisión. Allí se encontró con gente de acción y no muchos dados a la literatura. Pero con ellos se quedó en calzoncillos para no usar las ropas de prisión. “Muchos derivaron en la creación de la belleza, la angustia de estar en prisión”, subrayó entonces, dando como ejemplo al gran poeta Ernesto Díaz, que había sido pescador de tiburones.

Cuadra siguió contándonos su historia y la de sus compañeros de prisión y de exilio por un buen rato, que ahora debe poner por escrito, porque es tan hermosa y ejemplar de lo que ha sido nuestra nación cubana, dentro y fuera de la isla que todos merecemos leerla.• 


Publicado originalmente en El Nuevo Herald


 

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