Foto: cortesía de Alexa
Por Olga Connor
Con
Angel Cuadra en la impresionante Casona fue la forma en que Luis de la Paz
comenzó este nuevo Encuentro, que tuvo lugar en el Centro Cultural
Hispano de las Artes de Miami. El entrevistado se nos presentó como poeta y
militante, pero también, en una faceta inesperada, la de actor.
De
la Paz definitivamente hurgó en los vericuetos de la memoria del invitado, para
que contara no solo su currículo vital, sino sus vivencias. “La idea es que
quienes nos acompañen como público, entren en contacto con una parte de una
historia personal, que, por tratarse de una figura pública, encierra en gran
medida un designio colectivo, muchas veces compartido por los propios
asistentes”, dijo.
La
exploración de los Encuentros en la Casona se dedica fundamentalmente a
la vida literaria y artística, pero por lo regular en Cuba los artistas y
literatos estuvieron envueltos en la vida pública, como ha sucedido en otros
países latinoamericanos. Cuadra es un ejemplo excelso.
Periodista,
escritor, poeta, ensayista, profesor y militante contra las dictaduras castristas,
Cuadra es un hombre de letras y acción que estuvo preso por defender sus ideas
de libertad en Cuba. Su doble vida lo llevó a ser cofundador del Pen Club de
Escritores Cubanos en el Exilio, una institución que lucha por la libertad de
expresión, y de la cual es presidente actualmente, y está también agrupado con
los miembros del el Ex-Club, la organización de los expresos políticos en las
cárceles cubanas bajo el castrismo. También luchó en tiempos de la dictadura de
Batista, cuando estudiante, para que se volviera a consolidar la República de
la Constitución de 1940.
IMPULSO A LA POESÍA
“Desde
pequeño tuve un impulso a la poesía”, confesó Cuadra, nacido en La Habana en
1931. “Estaba becado con una beca del municipio que me proporcionaba almuerzo y
comida”. Fue después alumno del gran ensayista Juan J. Remos y colaboraba en El
rincón poético del periódico El País.
Francisco
Riverón Hernández y Pura del Prado fueron amigos poetas, que se reunían con él
en la Casa del Poeta. Era la época del 57 al 58 cuando había una vorágine
social en la ciudad. Estudió Derecho y se graduó de abogado en esa década, pero
también estudió Artes Dramáticas con el método Stanislavski y fue cofundador
del grupo de poesía Renuevo.
Trabajó
como actor en la Sala Tespis, que quedaba frente al hotel Habana Libre, en L y
23 (antes Havana Hilton), con obras en cartel por más de tres meses, aparte de
sus actuaciones en el Teatro Universitario. Recordó El avaro, de
Molière; La zapatera prodigiosa, de García Lorca, y La dama boba,
de Lope de Vega, como algunas de las obras que se representaron. “El teatro fue
una segunda pasión para mí”, confesó Cuadra. Esto le sirvió para enseñar teatro
y representarlo con sus compañeros de prisión.
GRUPO RENUEVO
El
Grupo Renuevo, dijo Cuadra, es una manera importante, como una reflexión
generacional, de seguir el curso de la poesía cubana. La relevante antología
poética Las cien mejores poesías cubanas (primera fecha 1922, segunda
fecha 1958), compilado por José Ma. Chacón y Calvo, y luego la revista Avance
de Jorge Mañach del año 27, son dos buenos puntos de partida, dijo Cuadra.
A partir del año 1940 surgieron dos corrientes nuevas, la de José Lezama Lima y la de José Angel Buesa”, comentó el poeta. “Era la poesía hermética, y la poesía directa. Pensamos que si en una línea primaba la racionalidad y en la otra la irracionalidad, teníamos que buscar la armonía entre ambas, de ahí el Grupo Renuevo en 1957”, manifestó Cuadra, recordando que ellos fueron elogiados y alentados por el poeta chileno Alberto Baeza Flores, que vivía en Cuba.
En
el teatro tuvieron a José Escarpanter de asesor literario, especialmente en la
obra Prohibido suicidarse en primavera, de Alejandro Casona. También
hicieron Baltasar, de Gertrudis Gómez de Avellaneda, en la que, por
cierto, se quemó parte del teatro por uno de los trucos de la tramoya. “La
gente creía que era muy realista la obra”, acotó Cuadra.
LA REVOLUCIÓN
“Todo
el mundo se apasionó con la revolución contra Batista”, explicó Cuadra.
“Algunos eran advenedizos, otros lo vieron como oportunidad de liberarse”.
Cuadra cooperó como abogado con la Comisión de Viviendas bajo el nuevo gobierno
revolucionario en 1959. Esto lo apartó de la poesía, dijo. Pero en septiembre
de 1960 asistió a un Encuentro de Artistas y Poetas, en la ciudad de Camagüey,
“donde ya Nicolás Guillén comenzó a burlarse de los homosexuales, sobre todo de
Virgilio Piñera”, recordó Cuadra.
“Nosotros
habíamos luchado para rescatar la institucionalidad y vimos que se iba
desviando este espíritu liberador. Entonces preparamos un folleto titulado La
poesía cubana frente al comunismo, que era un cuaderno desafiante”, contó
el poeta.
A
pesar de esto, Cuadra sintió que no debía asilarse en una embajada, para irse
de Cuba. Y escribían poemas contrarios a los de los comunistas, de forma
asequible que todos comprendieran. En 1967, Cuadra cayó preso. Lo condenaron a
15 años de prisión. Allí se encontró con gente de acción y no muchos dados a la
literatura. Pero con ellos se quedó en calzoncillos para no usar las ropas de
prisión. “Muchos derivaron en la creación de la belleza, la angustia de estar
en prisión”, subrayó entonces, dando como ejemplo al gran poeta Ernesto Díaz,
que había sido pescador de tiburones.
Cuadra
siguió contándonos su historia y la de sus compañeros de prisión y de exilio
por un buen rato, que ahora debe poner por escrito, porque es tan hermosa y
ejemplar de lo que ha sido nuestra nación cubana, dentro y fuera de la isla que
todos merecemos leerla.•
Publicado originalmente en El Nuevo Herald
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