domingo, 25 de agosto de 2013

Un poema de Joaquín Gálvez


 
 
Respuesta a Walt Whitman
 
Te celebro y te canto a ti mismo.
A tu verso: verde sinfonía que no se puede escindir
                             de la hierba.
A tu atisbo: todo el universo reproduciéndose
                             en tu atisbo;
redoble de tierra donde las lilas eligen
                             su nacimiento.
 
Ríos, bosques, cosmos (es ese hombre que lo contempla
desnudo),
Manhattan, una locomotora de invierno…
Erudición es el ojo del buey, el soldado,
o una prostituta cualquiera; tu tumba, en Camden,
                                                                      condenada
a que siempre la atraviese la vida.
Ellos, junto a tu orgasmo, forman un mismo cuerpo.
                ¡Han recuperado su lengua!       
 
Atrás quedó el soterrado rostro en la timidez
                             de los espejos.
Tu voz se desboca
                                                  y nos devuelve
semejantes a la lluvia.

Qué será de mi tiempo: amorfo mundo
donde las computadoras, por el hombre, sueñan;
donde, de ultrajar tanto al ojo, no hay visibilidad
para sostener esas hojas de hierba.
 
Yo, poeta, clamo por mi origen (mi tribu, que un día
fue arrancada del fuego).
Que tus palabras –rayo que nos roba Zeus-
                             me protejan.
Yo también necesito celebrarme y cantarme
                             a mí mismo.
 
 
 
Poema perteneciente al libro Alguien canta en la resaca (Término Editorial, Cincinnati, 2000)

2 comentarios:

Lilliam Moro dijo...

Te felicito amigo, por este poema tan vibrante y tan sincero. Un abrazo.

Joaquín Gálvez dijo...

Gracias, amiga Lilliam, por leerlo y por tu comentario. Abrazos