Respuesta a Walt Whitman
Te celebro y
te canto a ti mismo.
A tu verso:
verde sinfonía que no se puede escindir
de la hierba.
A tu atisbo:
todo el universo reproduciéndose
en tu atisbo;
redoble de tierra
donde las lilas eligen
su nacimiento.
Ríos, bosques,
cosmos (es ese hombre que lo contempla
desnudo),
Manhattan, una
locomotora de invierno…
Erudición es el ojo
del buey, el soldado,
o una prostituta
cualquiera; tu tumba, en Camden,
condenada
a que siempre la
atraviese la vida.
Ellos, junto a tu
orgasmo, forman un mismo cuerpo.
¡Han recuperado su lengua!
Atrás quedó el soterrado
rostro en la timidez
de los espejos.
Tu voz se desboca
y nos devuelve
semejantes a la
lluvia.
Qué será de mi tiempo: amorfo mundo
donde las
computadoras, por el hombre, sueñan;
donde, de ultrajar
tanto al ojo, no hay visibilidad
para sostener esas
hojas de hierba.
Yo, poeta, clamo
por mi origen (mi tribu, que un día
fue arrancada del
fuego).
Que tus palabras
–rayo que nos roba Zeus-
me protejan.
Yo también necesito
celebrarme y cantarme
a mí mismo.
Poema perteneciente al
libro Alguien canta en la resaca
(Término Editorial, Cincinnati, 2000)
2 comentarios:
Te felicito amigo, por este poema tan vibrante y tan sincero. Un abrazo.
Gracias, amiga Lilliam, por leerlo y por tu comentario. Abrazos
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