lunes, 21 de noviembre de 2011

Encuentro con Rosie Inguanzo: fotos y poemas







                                                                                                                                                                                                                                                  























coneja crispada



fui una niña-ala

niña-hueco

orificio

se me estremecía la carne

avasalladora

carne

corría peligro de ser violada

de entregarme

a desconocidos abismos

a irreversibles violencias



y esa niña aletea en mí

cual mariposa pinzada en mi pecho

siempre alerta la metáfora

agónica

crispada de deseo

si alguien puede verla

auscultada por el médico

las piernas prestas al vuelo

conejilla lisiada

bicho raro

abierta la madriguera.



el deseo



soy biológicamente una mujer, puesta en dudas.

mi deseo es indiscriminado:

una mujer un hombre una nube una mesa



detonador de una barbarie sobria y descocada

soberbio, tiembla en mi boca

urge entre las piernas

y se chorrea como la flor de una santa

hinca como las espinas de santa Rita

arde como las llagas de Cristo

como si se fuera a calmar

como si un rezo lo perdonara el desvarío



si acaso lumbre

mi deseo lanza a volar su fruta encendida



el cisne vuela en el estanque

los pájaros nadan en el cielo

mi deseo tiene la verdad del cuerpo.



y le doy palabra ardiente que palpita.

4 comentarios:

Teresa Dovalpage dijo...

Una coneja de Angora, si tal existe, hermosa y ronrroneantemente seductora...

A.B dijo...

Lo que se lleva dentro...se lleva a-dentro. Y lo de afuera ¿...qué importa si viene de uno mismo?

Amílcar Barca

Pdta: No puede haber poesía si hay ficción o engaño: por eso de ti afloran versos como jirones de piel adormecidos por la lírica.

Felicidades y gracias... fue una noche viva y potente como el propio aguacero que devino al final.

Anónimo dijo...

Un abrazo.No saben cuanto deseo verles... Maravillosa siempre Rosie. Alberto Lauro

Anónimo dijo...

Rosie Esa mágica noche con el agua llovió tu encanto y tus versos. Gracias. Saludos, Judith G.