ADRIANA HERRERA
Picasso, uno de los artistas más notables
del siglo XX, decía que le había tomado toda la vida aprender a pintar como un
niño. También podría haber completado su célebre frase diciendo “pintar como un
enfermo mental”, pues existe cierta cercanía entre la creación artística y las
fuerzas que escapan o sobrepasan la razón. Cuando ésta se extravía de modo
permanente o periódico, la imaginación
abre la puerta a mundos insospechados que pueden abrir paso a una poderosa expresión plástica.
La organización National Art Exhibitions of the Mentally Ill (NAEMI) está
dedicada a traer a la luz las obras producidas por quienes crean en las
fronteras de la enfermedad mental, a menudo sin gran entrenamiento artístico,
pero con la insustituible fuerza de los universos propios que sólo pueden
comunicarse a través de la creación.
El
director de NAEMI, Juan Martín, ha constatado durante décadas que, más allá de los dominios del mundo de los cuerdos hay otros
parajes: jardines o abismos en donde se forman paisajes o ciudades, frágiles
criaturas o monstruos, y toda suerte de seres y formas creadas con esa fuerza
única que caracteriza el llamado arte
“outsider”. Un tipo de arte marginal, que contiene una cierta rebeldía y una
pureza propia: no obedece a la academia, ni a las tendencias de moda o a la
demanda comercial, y que puede ser creado en espacios donde el arte ofrece una
última forma de salvación.
La
noche del próximo 15 de febrero, un magnífico conjunto de obras reunidas bajo
el título “New Hispanic Outsider Art” por Martín, quien ha descubierto en
asilos y en las casas de los enfermos mentales “un bastión creativo”, será
subastado en un evento organizado conjuntamente por NAEMI y por SaludArte Foundation, en la
sede del Wynwood de Ideobox Art
Space. La exhibición durará hasta el 22 de febrero.
Entre
las obras que exhibirán un selecto grupo de artistas que tienen en común la
experiencia del sufrimiento mental, pero también la de esa salvación que ofrece
el arte, hay piezas de una artista mujer, Lucía Ballester, también excelente
poeta que creó criaturas para acompañarse en las largas noches de insomnio. Y
hay obras de artistas de distintos países como Sebastián Ferreira, Gabriel Fernández,
Mario Mesa, Ramón Losa, Boris López, Isaac Crespo, Peyi y Joaquín Oliva, que no
obstante su precio minimo –no exceden los mil dólares- tienen una cualidad
notable. Frente a muchas de estas piezas es posible evocar el caso del conocido
“outsider” Martín Ramírez, cuya obra fue rescatada por un profesor en arte y
psicología que lo descubrió en el sanatorio cercano a Sacramento, donde vivía
creando piezas con bolsas de papel, hojas de libros o un pegante hecho con
papas y saliva.
“Nuestra
meta –dice Juan Martín- es ayudar a
estos artistas a ganar un reconocimiento, combatiendo el estigma que acompaña a
la enfermedad mental, de tal modo que en un futuro, podamos hablar de sus
cualidades artísticas, y no de discapacidad”.
Adquirir
estas obras no solo expandirá el horizonte de cualquier colección de arte, sino
la perspectiva de lo que este es, como espejo del inconsciente de la humanidad.
En esos pasadizos de la soledad o el sufrimiento o de la extrema sensibilidad
también están contenidos nuestros propios fantasmas y la revelación de lo bello
que radica también en la posibilidad de reconocernos en lo más frágil de cada
ser humano.
Todo
el dinero recaudado será destinado a la meta de NAEMI de apoyar la creación artística
de quienes padecen de alguna enfermedad mental alrededor del mundo. Los
primeros 50 compradores recibirán un ejemplar del libro
“Echo the Silent Outsider”.
NEW HISPANIC OUTSIDER
ART. 15 de febrero. 7 pm. Ideobox Art Space 2417 NMiami Av.
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