Por Francisco J. Larios
A Marina Moncada, como a Octavio Paz, le gusta decir que ella es poeta
tardía. ¿Tardía? ¿Un empezar atrasado, una lentitud en llegar al
origen? De ser así, este su primer libro,
Memoria desplomada, sería un brote de
pubertad literaria, con la promesa de la edad, pero también con su habitual
torpeza estilística y estrechez temática.
Así, Marina, como los poetas más auténticos, construye una cartografía de
la vida, de la condición humana. Debe
decirse que es una visión esperanzadora.
Hay sombras, por supuesto (“Puedo llorar ahora
mismo. Es fácil…”), pero la suya no
es una obra de incertidumbre y de angustia, sino de serena adaptación a la
realidad que transcurre cambiante, y que la poeta retrata con evidente
deleite. Lo hace como saliéndose del
propio cuerpo para verse a sí misma y ver el mundo, sembrando distancia ante el
dolor y entregándose al supremo goce humano de descubrir.
“a lo lejos diviso a Madame Tristesse
con su cuerpo encorvado, su olor mortecino
aguanto la respiración
cierro los ojos
me cambio de acera
me tapo los oídos
para no escuchar su taconeo. “
como también:
El tiempo me lleva
colgada en su espalda,
desde lo alto veo
pasar la vida en panorámica
Y así nos cuenta del amor, de su amor empeñado en arraigarse,
“déjame desplegar
tu cuerpo
yo desdoblaré el
mío
en más de dos
partes
y te aseguro que
de esta línea de fuego
no habrá ningún repliegue”
mientras espera la luz verde hay una diferencia que nos
detiene.
todo, menos
engañar a los años
con cirugía
estética
creo más bien en
la plasticidad
del cuerpo para
ajustarme al tuyo
y la del alma
para empezar a contar de nuevo...
La muerte, no lo olvides
es un asunto solitario
así es que déjala
desangrarse en paz.
Lo claro es que un contenido tan rico no se acumula en un día, ni en una
década; que viene gestándose, destilándose en poesía toda una vida, y que ha
encontrado en la palabra de Marina Moncada un vehículo accesible y hermoso.
Concluyo convencido de que el único atraso de Marina,
poeta desde siempre, su única deuda con nosotros, es compartir sus versos. Afortunadamente estamos aquí en el momento en
que ella comienza a rectificar esa carencia.
Que hable ahora y nos confirme, de viva voz, que de aquí en adelante, “de esta línea de fuego/ no habrá ningún repliegue”.
Palabras leidas por Francisco Larios en la presentación de la poeta Marina Moncada en La Otra Esquina de las Palabras, Café Demetrio, el 30 de noviembre de 2012.
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