Poeta, todas las cosas
tienen su voz y su
aliento
y hablan con un
movimiento
de palabras
silenciosas.
Si oyera las
mariposas
también serían tus
amigas
y crecerían las
espigas
hasta cuando el
más ocioso
te aprendiera el
laborioso
idioma de las
hormigas.
Por Cuba, la de Martí.
Por lo que en tu
paso encierra,
bébete un trago de
tierra
antes de salir de
aquí.
El filo del
bisturí
de tristeza no te
corte
y que el corazón
soporte
el despego de la
piel
para que te sepa a
miel
la tinta del
pasaporte.
Muerte, vienes fríamente
con tu clásica
punzada.
Muchas veces
esperada,
otras veces de
repente.
Vives poniendo en
la frente
la cruz de tu gran
misterio.
Mujer de abstracto
hemisferio,
cuando en ti misma
sucumbas
no llorarán más de
tumbas
los ojos del
cementerio.
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