Por Emilio Ichikawa
Cuando la cinta Nadie escuchaba (Néstor Almendros-Jorge
Ulla, 1989) comenzó a circular en algunas casas de La Habana, se pudo ver a un
joven que refería su tensa experiencia política bajo el castrismo con sarcasmo
e inteligencia. Llevaba espejuelos oscuros, risa plena, fino descaro. Era una
suerte de héroe al descuido.
Se trataba del poeta Esteban Luis Cárdenas, ciudadano de La Habana
y Miami. Hoy se le ve poco. Acaso en alguna Feria del Libro donde trata de
recordar con desespero lo mucho que ha vivido y sentido. Tiene voz de jazzista
a las tres de la madrugada; acaso demasiado grave para la elegancia de los
textos que escribe. El poeta, alto y moreno, vive entre palabras celestes.
Altas palabras, limpias, sin una concesión al mal gusto o a la rabia insincera.
Esteban Luis, además de un nombre exacto de poeta, tiene la
admiración de algunos de los más notables escritores de Miami; de Carlos
Victoria y Joaquín Gálvez, por poner dos ejemplos. Su libro Ciudad mágica
(Deleatur, Francia, 1997), editado hermosamente por el pintor Ramón Alejandro,
descubre la belleza en la contención, en la abstinencia. Es un poemario cubano
por negación: se crece en el mérito de los límites.
Si alguien quiere poesía ''pura'' puede encontrarla en los versos
de Esteban Luis. Excluye delicadamente las lealtades, la rivalidad; ni intenta
hacer sufrir ni hacer reír a alguien. Ni se vale de nacionalismos simbólicos ni
chistes que negocien la simpatía de un lector relajado.
Emerson puede justificar a Estaban Luis. Cuando en su ensayo The
poet el pensador de Concord afirmaba: "La amplitud del problema es
grande, porque el poeta es un hombre representativo. Entre los hombres parciales,
él representa el hombre completo y no nos da cuenta de su riqueza, sino de la
riqueza de su comunidad", habla de hombres continentes como el poeta de
Miami.
Es celeste la poesía de Esteban Luis porque es él mismo un poeta
encumbrado. Demasiado alto a veces, harto pegado al cielo para los tiempos
veloces. Cuando nos creamos perdidos, defraudados, absurdos, demos una vuelta
por ese reino de paz donde hasta la desgracia es hermosa. Ese lugar que es el
canto extremo de Esteban Luis Cárdenas en algún rincón de Magic City: La
última paz se avecina, / nos ilumine, entonces, la música / de los sacrificios;
/ el don de la pureza, acrisolados / el rumor y el relevo, por la luz / de los
pájaros.
Cortesía:
Cubanos sin fronteras, 5 de octubre de 2006
Este viernes, en La Otra Esquina de las Palabras, homenaje al escritor cubano Esteban Luis Cárdenas.
Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables
Viernes 4 de mayo, a las 7:00 p.m.
Este viernes, en La Otra Esquina de las Palabras, homenaje al escritor cubano Esteban Luis Cárdenas.
Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables
Viernes 4 de mayo, a las 7:00 p.m.
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