sábado, 24 de septiembre de 2011

Fotos y palabras de presentación del libro "Los Martínez-Casado, una dinastía de artistas cubanos"


















PRESENTACIÓN DEL LIBRO LOS MARTÍNEZ-CASADO, UNA DINASTÍA DE ARTISTAS CUBANOS, DE MARTA RUILÓPEZ-MARTÍNEZ-CASADO

Por Juan Cueto-Roig


Un niño sobrevive a un naufragio en el que muere su madre, cuando regresaban a Cuba después de visitar familiares en España. Años más tarde, la hija de ese niño se salva milagrosamente después de varios días en coma, consecuencia de una caída al foso de un teatro. Cuatro años después, esa misma niña se recupera de una grave enfermedad, de forma también inexplicable; hechos milagrosos que parecen predestinados, con el fin de lograr un trascendental objetivo pues, con el tiempo, esa niña, Luisa Martínez Casado Muñoz, se convertirá en la mejor actriz de habla hispana del siglo XIX.

Así comienza una dinastía de distinguidas personalidades que, con su desempeño en diversas ramas del arte escénico, enaltecieron a nuestro país.

Hay casos similares en que varias generaciones heredan el talento y se destacan en la misma profesión que sus ancestros. Me vienen a la mente la familia Redgrave en Inglaterra y los Barrymore en Estados Unidos. Pero no conozco ningún caso tan prolífico y persistente a lo largo de los años como el de los Martínez Casado. Y si consideramos que la saga comienza en el siglo XIX, y todavía en el XXI continúa el despliegue de talento, no exagero si digo que ha persistido a lo largo de los siglos.

Otro rasgo peculiar de esta familia es la tendencia a relacionarse y a acrecentar, mediante enlaces matrimoniales, las dotes artísticas de su estirpe. Tal parece que rigiera su destino una directriz o protocolo, al estilo de las monarquías europeas, para urdir convenientes y fructíferas uniones. Casamientos que hacen honor al apellido Casado, clan que no sólo son casados, sino muy bien y selectivamente casados. Citaré tres ejemplos. Una matanza de reses, un suicidio, una viuda joven con varios hijos, son los azares para que ingresen en la familia los Adams, de origen británico. La novelista Caridad Bravo Adams es un insigne miembro de esa nueva rama familiar. Y en época más reciente, Martica, la autora de este libro, es hija de la famosa actriz cubana Marta Martínez Casado, otra Casado convenientemente casada con Ramón Ruilópez, principal ejecutivo y productor de publicidad de la compañía Crusellas. De esa unión entra a formar parte de la familia, Olga Ruílópez, hermana de Ramón y tía de Martica. Hace unos días, revisando la edición digital del Diario de la Marina, encontré el nombre de Olga Ruilópez citado con muchísima frecuencia, ya que durante las décadas del cuarenta y cincuenta Olga fue una prolífica autora de novelas para la radio y la televisión cubanas. Por eso, no debe asombrarnos que hasta la legendaria actriz española, Adela Escartín, quien dejó una honda huella en los escenarios de Cuba, se sumara a la dinastía Casado, del brazo de su esposo Carlos Piñeiro Martínez Casado, brillante intelectual, y uno de los productores y directores más notables de la televisión de nuestro país.

Martica Ruilópez Martínez Casado, decidió publicar un libro donde narra en forma muy amena la historia de su familia. Es la segunda edición, revisada y ampliada en el 2010, la que ella nos presenta esta noche.

Los Martínez-Casado. Una dinastía de artistas cubanos, además de ser un homenaje de amor, como la autora hace constar en el subtítulo, es a la vez un documento histórico, que recoge en sus páginas nombres muy importantes de la vida cultural y artística de nuestro país. Debemos felicitar a Martica por el arduo trabajo investigativo y de recopilación, y por haber publicado este libro.

Más tarde, la autora nos hablará de Luisa, de Margot, de Víctor, de Mario, de Celia, de Ana Margarita. Pero ahora cedo la palaba a la doctora Rosa Leonor Whitmarsh.

2 comentarios:

Belkis Cuza-Malé dijo...

Muy bonitas las palabras de presentación de nuestro amigo Juan Cueto-Roig. Despiertan el interés de la lectura del libro.
La voz de Martha Martínez Casado era presencia obligada todos los días a través de las ondas radiales.
Gracias y bendiciones

Joaquín Gálvez dijo...

Gracias, querida Belkis. Coincido contigo.

Abrazos y bendiciones