sábado, 20 de agosto de 2011

Fotos y palabras de presentación de "En el lenguaje lascivo de los perros"












¿Cómo puedo presentar En el lenguaje lascivo de los perros?

Por Joaquín Gálvez


Puesto que la presentación de un libro se ha convertido en tarea dudosa, razón por la que algunos críticos -o hipercríticos-, en sus observaciones de extrema subjetividad derraman su mala leche, me he preguntado cuál sería la mejor forma de presentar En el lenguaje lascivo de los perros, libro de relatos del poeta y narrador cubano Adalberto Guerra.


Intentaré diciendo que este libro es un viaje doble a la semilla: a esa patria única que, según Baudelaire, es la infancia, y también a la geografía ancestral de su autor: el campo cubano. Hasta aquí me parece que voy bien. Pero si ahora digo que la exegesis de este libro halla su mejor explicación en la tradición oral campesina, en sus mitos y leyendas, a la vez que está emparentada, con voz propia, con en esa tradición narrativa que nos cuenta sobre la fundación de un pueblo mítico, sus gentes, sus costumbres (nada típicas) y los sucesos que en este ocurren, podría correr el riesgo de aproximarme al ensayo. Entonces tendría que acudir a esas fuentes que me facilitaran fundamentar una tesis sobre este libro, tales como Mitología cubana, de Samuel Feijoo, y los cuentos de Onelio Jorge Cardoso. Posteriormente, debería deslindar ciertos paralelismo con obras de García Márquez, Rulfo, Faulkner, sin que esto implique una influencia directa o condicionada del autor de este libro con los autores antes mencionados. Sin embargo, no creo que un ensayo sea la forma más efectiva de presentar un libro, pues éste apela más a la lectura minuciosa que a la receptividad de la audiencia, por lo que podría malgastar mi tiempo profiriendo palabras que, en vez de entrar por el oído para llegar al entendimiento, desembocarían en la plena oquedad .


Quizás sería mejor hacer un recuento del libro en el que se incluya mi punto de vista. Por ejemplo: En el lenguaje lascivo de los perros, Adalberto Guerra recrea la vida de una familia y un pueblo de campo. Sus orígenes, sus sueños y fantasmas, sus divertimentos y temores. Y lo hace con una prosa llena de poesía, prodigiosa en la captación del detalle auditivo y visual, que puede transformar lo aparentemente nimio en grandioso, algo que le valdría el beneplácito de Antonio Machado. No obstante, creo que por este camino estaría bordeando el territorio de la reseña, la cual es más breve y menos densa que el ensayo, pero que encuentra su espacio propicio en revistas y suplementos literarios.


Entonces, vuelvo a la pregunta inicial: ¿Cómo puedo presentar En el leguaje lascivo de los perros?


Qué tal si me explayo en elogios y, de esta forma, consigno: Adalberto funda un pueblo y a su vez su lenguaje, demostrando un gran poder de fabulación al ser capaz de transformar la realidad en magia viviente; la poesía se desborda en estos relatos, para lograr así que todos los caminos conduzcan a la belleza… Por supuesto, no faltará quien me cuestione por emitir ditirambos, aunque estoy convencido de lo dicho y el libro lo amerita. De más está decir que la presentación no es el marco apropiado para que el presentador, en aras del espíritu crítico, le haga una crítica negativa a la obra presentada.


De pronto, se me ha ocurrido una idea: diez razones por las que el público no está perdiendo su tiempo esta noche en el Café Demetrio, y, por tanto, debería comprar y leer este libro.


1) Entérense de cómo dos monedas enterradas en la memoria de un abuelo pueden cambiar la geografía de un pueblo.


2) Conozca el origen de ciertos nombres de personas relacionados con la obsesión de una familia campesina por alcanzar el aire


3) Si usted padece de mala memoria, este libro le proporcionará una excelente receta para que la recupere; imagínese un pueblo aprendiendo nombres de cosas no existentes.


4) En este pueblo existe un ritual en los velorios, que se inicia tomando un…Y sobre la caja del muerto jugando a….


5) Qué relación tiene una loma con la muerte, los fantasmas, la defensa y lo sagrado de un pueblo.


6) Los habitantes de este pueblo tienen rasgos semejantes que los diferencian con los de otros pueblos. Sepa por qué.


7) En este pueblo se libra una guerra sin muertos ni heridos, es decir, sin bandos contrarios.


8) Como tantos pueblos, el de este libro se ve asolado por una plaga, pero sin rostro y sin nombre. ¿Cómo se defienden de ésta sus habitantes?


9) Desea saber cómo ocurre el divorcio matrimonial en este pueblo. Creo que a estas alturas es obvio que no responde a métodos convencionales.


10) Descubra por qué un toro y un hombre pueden ser el mismo animal. Entonces también descubrirá por qué en este pueblo se habla el lenguaje lascivo de los perros.


Finalmente, recomiendo este libro por una razón fundamental, es una sarta de mentiras; ciertamente, la única forma en que la mentira se torna en un terreno fértil de verdades: pura literatura.


De esta manera, sin pretensión ensayística en la que el protagonismo pueda llevarnos a establecer un record de casi una hora de presentación que se trasmute en somnífero inoportuno, ni tampoco con la leve pretensión de una reseña de revista o suplemento literario, termino esta presentación (con el riesgo de no librarme de lo impresentable), para cederle la palabra al verdadero presentador de este libro, su autor, Adalberto Guerra.

Palabras leídas en la presentación de En el lenguaje lascivo de los perros, en La Otra Esquina de las Palabras, en el Café Demetrio viernes 19 de agosto de 2011.

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