lunes, 6 de junio de 2011

Dos poemas de Carmen Karin Aldrey


El poeta

A María Eugenia Caseiro

El poeta  con su poemario abierto
dice que el cristal es una ánfora partida
cuando la luna se mira en los charcos
Yo veo la lagartija subir por el tronco
del árbol centenario
se me van los ojos detrás de su larga cola
Es negra con destellos policromáticos
está a punto de saltar sobre la espalda del poeta
pero sube se cuelga de las ramas
se mete dentro de las hojas
muerde las flores
Mis ojos no pueden desviar la mirada
que obsesiva la persigue
El poeta dice que la herida ya no duele
como antes  del diluvio
y la lagartija se lanza alegremente
a su camisa blanca
traza un camino suave en su columna vertebral
Pero el poeta sólo siente
el viento que baja de las sombras
el brazo iluminado del árbol lleno de palabras
las brasas de su fuego que poco a poco se extinguen
La lagartija me mira desde su reino humedecido
y retoza con el tiempo y las olas lejanas
desaparece inquieta en el musgo de las piedras
con dos soles en sus ojos
y un poema entre sus patas.


Todo pasa

“Nuestras vidas pudieron ser algo, pero no son nada…”
                                     -Doris de la Torre-

Todo pasa
el tiempo es una rama
que a veces cae
abatida por el viento
y otras su esbeltez
toca las nubes
Todo pasa
La lluvia que es escudo
contra los maleficios
el eco, ese compañero fiel
de las palabras
las aves que emigran
y a veces no regresan
Hasta la abstracción
del pensamiento
un día será sepulcro
de cada idea fallida
Todo pasa
es la ley de la vida
No le temas a la embriaguez
ni al súbito esplendor
de los olivos
o a la espina que por honda
clava su pasión al perforar la niebla
No le temas a la estrella
que brilla lejos de la tierra
y al océano que es barrera
de magia insostenible
Todo pasa, amor mío,
somos piedras del azar
que jamás se encuentran.

3 comentarios:

Carmen Karin Aldrey dijo...

Gracias, querido Joaquín! Honrada de navegar contigo! Un fuerte abrazo, Karin

Joaquín Gálvez dijo...

Gracias a ti, Karin, por compartir tus poemas en este espacio. Otro abrazo fuerte, Joaquín.

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

¡Ah, no temo a nada...
sólo temo no abrir los ojos
cuando se pliegan las sombras
y el amor se hace silencio
sin palabras!


Precioso, encantada de leerte por primera vez.

Una ranita Azul