EN LA OFICINA
Llegada de Pakistán, destino Londres… para hacer la sangre… make a blood. Like people, like poor. El giro de MIA me esperaba al otro lado del puente. Houston, primer destino… like people, like poor, MIA, llegada de Pakistán, siempre tendremos un túnel que atravesar, siempre la sangre. De Pakistán llega también alguna de la ropa colgada en nuestro ropero, Plaza Monroe, madrugada en que ya estoy del otro lado y Manhattan se apaga porque se harta de cada presencia reconocible. Manhattan likes people; aeropuerto de Houston en donde he sido seleccionada, Miss, solo una rutina, déjeme que vea sus bolsillos, estire las manos, haga de su cuerpo una cruz… debo revisar cada centímetro suyo, solo una rutina, deje allí sus pertenencias. Qué me pertenece exactamente, me pregunta el oficial de Inmigración, mexicano, especialista en derechos humanos, dice. Usted quiere pasar el puente y aquí estoy para prohibirlo, regresarla, será nada, nunca más saldrá de su país. Cuál era mi país, cuál mi frontera. Quiere refugio político, dice. Niego, solo trabajo con el tema de las fronteras, mujeres y fronteras; pertenezco a cierta universidad, cierto rasgo de verdad que queda deshecho en un segundo. Miente, dice.
Miento, sé. Insisto en demostrar la verdad que lo es a medias. Muestro certificados, cartas, realidades que se diluyen a la entrada del puente que debo pasar… Llegada de Pakistán, estrecho de La Mancha, probablemente MIA también haya mentido. It´s ok, forget me. Forget me, pido al oficial que insulta, que mete sus dedos, meticulosos al interior de cada una de mis agendas, teléfonos, postales, certificaciones de las que se burla. Quiere pasar, insiste, quién es esta mujer, pregunta. La que firma las postales, el teléfono que se repite. Quién es, cuánto puede ofrecernos… no llore más, señorita, ya está usted en los Estados Unidos; no llore, pasa su mano por mi cabeza despeinada… ¿trae brujería? Niego… ¿el collar? El collar no, es solo una compilación de piedras, sin valor… tiene usted derecho a hacer silencio y debe recordar, todo lo que diga puede ser usado en su contra. Debo recordar.
¿Qué tenemos a favor? ¿Cuál es el puente? Ese, madre, perdone que la llame madre… es un modo mexicano de decir… ¿y quién la espera al otro lado? ¿Cuánto puede ofrecernos? Nada que ofrecer, señor, nada que no sea yo misma, una ofrenda de mí es cuanto tendría… la regresaré y será nada… nadie.
Es entonces que salgo a buscarla, salto cercos, desafío buitres que rondan mi sangre. Una madre que busco cada noche… ropa de Pakistán en el ropero… los pechos dispuestos para mí… tú vienes de otro tiempo, dice… vienes de un tiempo en que te he condenado a muerte dentro de una pared… sonrío y palpo sus pechos, llenos sus pechos ahora que estoy para beberlos… quiero los pechos de mi madre, debo decir al oficial de la Inmigración mexicana… quiero ser el alien, reconocerme solo en el segundo en el que temblamos porque la leche que hay en ellos consigue llenar mi estómago… I like people… soy el alien en todas partes menos en ese sitio en que mi madre abre su pijama y ofrece… debo decir al oficial que esa es la razón de la cruzada en Matamoros… no mataré, seré la muerta que solo encontrará sosiego en ese cuerpo que espera… invertiré el rumbo de la muerte.
Llegaré de cualquier parte, juraré como MIA, que haré la sangre queriendo pobres que vengan a mí como flores en cuaresma… seré la abanderada de una multitud que seguirá mi paso ennoblecido en la memoria… sospecharán y amarán mi cuerpo todos los que esperan… cruzaré al fin con la certeza de que en cada túnel estaré rehaciendo la morada. Pakistán sin Londres, Matamoros sin Matanzas… Manhattan apagada donde me dispongo a desaparecer para siempre todo vestigio de mi pasaporte en su rojiza coloración…
Todo sucederá mientras oficiales tecleen sin cesar mi nombre en los ordenadores en donde quedarán mis dedos inscritos, huellas por las que seré reconocida… todo sucederá en la hora en que ya nadie pueda comprender el acento inteligible con que balbuceo -no mi nombre que no existe- sino alguna palabra con que querré ser reconocida, filantrópico oficio que no digo en voz alta, no vaya a ser usado en mi contra.
Mabel Cuesta
West New York, marzo de 2006
Mabel Cuesta (Matanzas, Cuba, 1976). Ensayista, crítica y narradora. Es Graduada de Licenciatura en Letras Hispánicas por la Universidad de la La Habana, Cuba, en 1999. Ha publicado los libros de cuentos: Confesiones online (Aldabón, 2003) y Cuaderno de la fiancée (Ediciones Vigía, 2005) e Inscrita bajo sospecha (Betania, 2010). Cuentos suyos aparecen en las antologías: Las musas inquietantes (Ediciones Unión, 2003); La hora 0 (Ediciones Matanzas, 2005); Havana Noir (Akashic Books, 2007); Two Shores: Voices in Lesbian Narratives (Grup Elles, 2008) y Dos Orillas: Voces en la narrativa lésbica (Grup Elles, 2008). Así mismo sus trabajos de crítica literaria y ensayística, pueden leerse en publicaciones especializadas de Cuba, Estados Unidos, México, Honduras, Canadá, Brasil y España. En la actualidad finaliza sus estudios doctorales en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, CUNY. Se desempeña como profesora de Lengua y Literatura Hispanoamericana en Baruch College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y en la Universidad de Columbia (Barnard College).
2 comentarios:
Magnífico, Mabel, qué fuerte...me gusta esa mezcla del alien con el Alien... we are all aliens, que no?
Abrazos taoseños
Me gusta, Maca, hace tiempo que no te leía, pero te sigo los pasos, amiga. Mucho aché!
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