jueves, 23 de septiembre de 2010
Dos poemas de Maya Islas
LA DIVINIDAD QUE DEVORA: POEMAS DE MACHU PICCHU
1
El pueblo intenta recolectar palomas:
la siembra es fuerte
y asimila los sonidos
que emanan las violetas cuando son inmortales;
y es que la presencia brutal de unos fantasmas
fecunda las calles
con el ruido completo de una mujer que ama.
Se ha encontrado el deseo
que mueva columnas y ladrillos,
pululando en los huecos,
en la prisa del ala,
pasando una tarde de verano
sobre una nariz oculta, tras los lentes.
Y es así que el sitio crece al compás de las miradas,
ésas,
que cuando penetran en el río,
se bañan sin tropezar con las piedras.
2
El pueblo cotidiano tiene alfombras,
vasijas sucias,
piedras de papel,
ojos de colores,
penas que rompen las ropas de metal.
En el fondo de este verano
nadie se atreve a inventar primaveras;
los rostros desembocan en la tierra
y despiertan de otra manera.
¿Quién reza entre las luciérnagas
mientras el río lava las calles escondidas,
y los agujeros crecen entre la luz y el trueno?
Maya Islas nació en Cabaiguán, Las Villas, Cuba. Reside en los Estados Unidos desde 1965. Ha publicado Quemando Luces (2004), Lifting the Tempest at Breakfast, libro cibernético(2001), Merla (1991), Altazora (1989), Sombras-Papel (1978), Sola..Desnuda.. Sin Nombre (1974), entre otros. Estos poemas pertenecen a su libro inédito: La Divinidad que Devora: Poemas de Machu Picchu.
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3 comentarios:
Soy la primera en agradecerte que hayas sacado a la luz un libro que escribí en el 1991, cuando fui a
Macchu Picchu. En aquella época,
algunas revistas literarias publicaron algunos de estos poemas.
El proyecto de Cintas hizo posible ese viaje y este manuscrito fue el
proyecto literario final.
( Noté que yo salí de Cuba el año en que tú naciste. Ni tú ni yo escribíamos en aquella época, pero ya estabamos en remojo!
A ti, Maya, por tu poesía y por honrarme con tu amistad. Si, siempre me he fijado en esa casualidad (o causalidad): fecha simbólica para ambos, como tú bien dices: ya estabamos en remojo, pues desde siempre nuestro destino era la poesía.
Muy hermosos poemas. Maya es una poeta tan sensible y especial que uno ya sabe sólo de mirarlos que está tocando la palabra exquisita que nos une a su magia.
Gracias por publicarlos, amigo Galves.
Muchas bendiciones
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