domingo, 5 de septiembre de 2010

Dos poemas de Carlos Jesús García



Romance
                               Los amantes de verano
 Desde los tiempos de la adolescencia
Se amaron desesperadamente
Aun cuando los mayores les proponían la hoguera
El padre de ella
Era ese híbrido de la construcción del socialismo
Esa clase fronteriza
Ese monstruo mecánico
Que no voló hacia el imperio
Porque resultaba más fácil
Obtener las riquezas de la vida
Levantando el índice para la arenga
En ocasiones vestir un traje proletario
Y guardar
Ahí
En el corazón
        Acechante como un animalito ponzoñoso
La heredad del templo y las tinieblas
Y no del cuerpo
Que anda en abierta francachela con la vida
La madre de ella conoció a la bestia
Cuando era casi una niña
Sólo una vez se amaron verdaderamente
Una vez en que el padre lloró de miedo
Y la madre le ofreció su ternura
Después se precipitaron al amor
Como dos animales indefensos
        De ese único momento nació ella
        Que desde entonces se estremece
                  Sacudida de su habitual letargo
        Cada vez que el mar se le hace presencia
Una tarde común se hallaron en los jardines del Instituto
Y ya no fueron sino un solo cuerpo
                                              Ancestral
                                              Armonía dialéctica
Y se sentían una prolongación de las cosas
Se descubrían y se amaban en la naturaleza
        Cuando la humedad emergía de las raíces
        Después del aguacero
        Él sentía mientras respiraba
        Que era la anunciación
                        Pronto ella llegaría
                        Flotando entre las flores
Las campanas de un coche en la madrugada
La hacían correr hacia el balcón
Porque él aparecería con sus amigos
Y era como una postal antigua
Cuando los acordes ascendían
                                               “Eleanor Rigby
                                               picks up the rice
                                               in the church
                                              were a wedding has been
                                               lives in dream...”
Un silencio profundo en la noche inundada de música
                                               “...Eleanor Rigby
                                               died in the church
                                               and was buried
                                               along with her name
                                                nobody came...”
Por ese tiempo empezó la cacería
Era la primavera
Y ellos aprendieron
En el natural instinto de los otros por guarecerse
Que la lluvia era el mejor rincón
Para evitar el acecho
Y rodaban gozosos por la plaza
Protegidos por el aguacero
En una tarde abierta
        El agua
        Única deidad
        El agua
        Torrente que arrastra la suciedad del pueblo
Los ojos curiosos detrás de las ventanas
Pero el agua
Impedía que se quebrara el ritual de los amantes
Un día él la llevó a su casa
Y ella lloró al descubrir
Que la cuartería era un cálido espacio
Donde cada cosa parecía haber nacido en su lugar
Y era la manera callada de la madre al ordenarlo todo
El padre de él
En sus horas libres
Se entregaba con infinita ternura
A construir jaulas para pájaros ajenos
          Extraño contraste con su hábito
          De hablarles a las aves de paso en su terraza
Y un día el viejo se volvió hacia ellos
Que lo habían estado observando
En su conversación con los gorriones
Y les dijo
                …Si uno espera mucho para beber el
                agua del arroyo, puede que éste se
                seque... De la misma manera que el
                jinete que busca una mejor rama para
                azuzar su bestia, corre el riesgo de que
                se le acabe el bosque…
Y fue como una premonición
Porque transcurrieron los años
Y los amantes decidieron estaciones opuestas
Pero el amor jamás se pudo desterrar de sus memorias
         De ahí le vino el obstinado trauma
         De escribir en la soledad de medianoche
         Ella se hizo ingeniera
         Contrajo matrimonio con un oficial
Sin embargo
         Ya adultos
Cada vez que se cruzan
          En secreto concilio
Padecen aquel leve estremecimiento
Que los regresa a la paz de sus conciencias.

(Del  libro “Los duendes que me habitan”, Premio de la Ciudad, 1988. Publicado ese mismo año por Ediciones Holguín)


El tedio corroe al académico
                
El tedio te corroe
Abúlico te balanceas en el columpio de tu portal
El ciclón desprendió una porción del techo
Hendidura por la que tu mirada recorre el firmamento
Aletargado en el sopor de la noche de verano
Se mezclan en tu oído la proximidad de un abejorro
Y la agresividad de un reaguetón distante
Cuya letra repite hasta el desmayo:
- Sigue dando cintura, mamita, sigue dando
- Sigue dando cintura, mamita, sigue dando
A esta hora tus discípulos han de estar en la plaza
Atraídos por la multitud
Posesos embriagados de ínfimos licores
Estarán “dando cintura”
En frenesí lascivo interminable
Frente al grupo musical
No tienen otra opción
Intentas recordar qué hubo antes en ese espacio
Estandarizado como coliseo de nuevo tipo
Y descubres que no te alcanza la memoria
Tu país
Isla estrecha que explorabas descubriendo parajes renovados
Ahora se te antoja lamentablemente larga
Tan difícil de recorrer como los continentes
Los demás vecinos van saliendo a sus portales
Ritual de tantos años
Los de al lado te preguntarán por la excursión de estímulo
Premio a tus 50 años de trabajo en la docencia
Y tú dirás de dientes para fuera:
- Muy bien… Ahí sí hay de todo… Qué lindos los hoteles
Pero estarás mintiendo
Sabes que el paisaje no te pertenece
El tiempo no regresa
Y para el portal no hay esperanza de remozamiento 
Mas la noche vaporosa del trópico
Alguna vez fue ámbito esparcido
Con las mariposas de tu jardín
Fragancia suspendida en la atmósfera
Allí te entregaste al amor definitivo
Jenny era entonces la alumna
Que cambió tu vida para siempre
Frente a tu casa ahora
Hay un edificio  multifamiliar descolorido
Sin embargo allí estuvo el parquecito
Las caricias bajo la lluvia
Atrás había quedado la fiesta
                         “The rain, the park and other things”
El perfume en el cuello de Jenny
Penetrando tus poros y tus pulmones
Adormecida en tus brazos
Al compás de las voces de The Cowsills”
Jenny primaveral colmando tus clases
Y que ahora cabecea dormida frente al televisor
Hasta que le des unas voces para que despierte
Y venga a hacerte compañía en el columpio del  portal.

 (Del libro inédito “Esperando frente al mar”, 2009)



Carlos Jesús García (Holguín, Cuba, 3 de octubre, 1950). Actualmente reside en Miami. Poeta, dramaturgo, actor, director teatral y profesor universitario. Ha sido Presidente de las filiales de Escritores y Artistas Escénicos  y Vicepresidente del Comité Provincial de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) y Presidente de la Fundación “Nicolás Guillén” en la provincia de Holguín. Profesor de Dramaturgia, Dirección Escénica y Actuación de la Facultad de los Medios de Comunicación Audiovisual de la Universidad del Arte en Cuba  (ISA) y de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “José de la Luz y Caballero”. Ha recibido varios premios y menciones en concursos literarios y en festivales teatrales. Sus libros publicados son “Toto de los espíritus” (Teatro. Premio David, 1977. Ediciones Unión, Ciudad de la Habana, 1978), “Sueño y agonía de Toto de los espíritus” (Teatro. Premio de la ciudad, 1987, ediciones Holguín, 1988), “Los duendes que me habitan” (Poesía. Premio de la ciudad, 1988. Ediciones Holguín, 1988), “Jugando a sí mismo” (Teatro. Premio de la ciudad, 1989. Ediciones Holguín, 1989), “Ritual del Pez” (Poesía, publicación bilingüe, Ediciones Papiro, 2000) y “Sonata del Ángel” (Poesía y Teatro. Ediciones Holguín 2005) Parte de su obra  dramática, lírica y épica ha sido publicada en revistas y en diferentes antologías cubanas y extranjeras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

DEFINITIVAMENTE MAGISTRAL Y REALISTA.MUY BIEN MAESTRO!!!!
RITA ROSA