miércoles, 23 de junio de 2010
Poesía y debate
Por Olga Connor
La otra esquina de las palabras, la tertulia del Café Demetrio, dirigida por Joaquín Gálvez, se va perfilando como un punto obligado de reunión, ya que no solamente tiene lecturas sino verdaderos debates, que hacen la reunión más interesante. En esta ocasión, el viernes 11 de junio se reunieron tres poetas de la Generación de los 80.
Alejandro Fonseca, de Holguín, en la provincia oriental, es autor de varios libros, publicados en Holguín, uno en Madrid, otro en La Habana y dos en Miami; del último, La náusea en el espejo (1999), leyó varios poemas. Pero también uno recordado por los amigos de su generación, Todos tenemos un buey, de 1986. Algunas imágenes en sus poemas quedaron fijas y fueron de gran impacto: ``El tedio corroe al académico'', ``paisaje virtual de cuerpos'', ``el miedo a la intrascendencia'', ``ciudad traslaticia'', ``puentes ajustables''.
Se les juntó un invitado no anunciado previamente, Carlos Jesús García Rojas, recién llegado de Cuba, poeta, dramaturgo y profesor universitario, que ha sido presidente de filiales de Escritores y Artistas Escénicos y vicepresidente del comité provincial de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), entre otros. Recibió el premio David de Teatro en 1977 por Toto de los espíritus, y varios premios más en Holguín, de donde es también oriundo. Leyó algunos de sus poemas en la peña, sobre todo, Ritual del pez, que se publicó artesanalmente en Cuadernos Papiro.
Rolando Jorge, de San Antonio de los Baños, fue mención en el Premio David de Poesía, y en el de Julián del Casal, en Cuba, y mención en el Premio Eugenio Florit en Miami. Su poesía es posbarroco cubano; tiene de dadaísta y de surrealista, y es el ejemplo de la posmodernidad llevada al cubo. Estoy segura de que eso es lo que quiere hacer con su lenguaje, impresionar, y lo logra. Tiene una serie titulada Los caprichos, basada en las imágenes de Goya, que dedica a varios amigos, entre ellos al fallecido poeta Osvaldo Navarro.
Lo principal es que ninguna de estas poesías es para ser escuchada solamente, sino leída. Es una poesía crítica, no rítmica. No es música, es contradicción visual, necesaria para la vista, influida por la escritura y no el oído. Por eso se concentró la discusión en una contraposición de Heberto Padilla como el estandarte cimero de la poesía coloquial, saliendo José Abreu a defenderlo, contra la producción de José Lezama Lima, el oscuro, que es obviamente el preferido de esta generación.
Publicado originalmente en El Nuevo Herald, el martes 22 de junio de 2010.
Olga Connor. Escritora y periodista cubana. Salió de Cuba al principio de la revolución y se estableció en los Estados Unidos. En la actualidad se desempeña como periodista en El Nuevo Herald de Miami.
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