lunes, 19 de diciembre de 2011
Palabras leídas por Juan Cueto Roig en La Otra Esquina de las Palabras
Por Juan Cueto-Roig
Gracias Joaquín, no sólo por invitarme, sino también por patrocinar estas tertulias culturales. Y muchas gracias al laureado dramaturgo Manuel Reguera Saumell y al profesor Manuel Torner, que regresaban hoy a Barcelona y cambiaron su reservación para mañana, con el fin de poder asistir a mi lectura. Y gracias a todos los presentes, que robaron tiempo a las compras y preparativos navideños para estar aquí hoy.
Quiero advertirles a los que no me conocen que quien les habla es un escritor al que puede definírsele con una sola palabra: escueto. Y si de creación poética se trata, con dos: muy escueto. Y aunque confieso que me gustaría ser más hacendoso, no envidio a los poetas que desde que se levantan hasta que se acuestan escriben, no sólo todo lo que les ocurre, sino también todo lo que se les ocurre. ¡Qué aburrimiento!
Suscribo lo que expresó ese maravilloso poeta español contemporáneo José Ángel Valente. Un haiku es un poema breve de larga, a veces enorme, duración. Mientras que hay poemas extensos cuya duración es manifiestamente escasa. ¡Qué acertada definición la de Valente!
Para mí, la poesía es un elixir, cuya exquisitez debe ser degustada en dosis que no harten ni indigesten.
Ahí tenemos a Tomas Tranströmer, el premio nobel de literatura 2011, cuyo corpus poético está constituido por la escritura de no más de seis poemas al año.
No quiere esto decir que yo menosprecie de manera absoluta los poemas largos. Por ejemplo, En la Calzada de Jesús del Monte, de Eliseo Diego, es uno de mis poemas favoritos, pero no cualquiera tiene el talento de Eliseo ni es capaz de mantener el interés del lector durante páginas y páginas.
Como bien expresa ese sabio refrán “Quien mucho habla, mucho yerra”. Así también, mientras más extenso sea un poema, más posibilidades hay de que yerre y aburra.
Pues bien, debido a mi limitado y prudente repertorio, no se extrañen si escuchan esta noche poemas que he leído en otros recitales (que aunque no cante ni recite, me encanta esa palabra). Si recuerdan algunos de los que voy a leer, es porque merecieron permanecer en sus memorias, y quiero suponer que no les importará oírlos de nuevo.
Para hacer menos monótono y más duradero este acto, intercalaré algunos textos en prosa. Así que dispónganse, con la mejor disposición y benevolencia, a escuchar crónicas, poemas muy buenos (yo no creo en la hipócrita falsa modestia), varios que han sido catalogados, no sólo por generosos colegas, sino también por prestigiosos críticos literarios, como antológicos. Y además, poesía divertimiento, que, aunque algunos la menosprecien, también tiene su encanto. Así que vamos a divertirnos, y a pensar sonriendo, como invitaba a escuchar su programa radial ese magnífico cronista y excelente poeta, Orlando González Esteva.
Finalmente, quiero añadir que mi poesía es convencional; quienes gusten de ciertos vanguardismos tan de moda, que por cierto, con la proliferación mimética de esa moda ya van pasando de moda, sean tolerantes, que aquí no he venido a sentar cátedra ni a polemizar, sino a confraternizar entre amigos.
LECTURA DE JUAN CUETO-ROIG EN LA TERTULIA LA OTRA ESQUINA DE LAS PALABRAS
El viernes 16 de diciembre de 2011, en Café Demetrio
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