Presentación del escritor y editor Rodolfo Martínez Sotomayor
La Editorial Silueta se siente honrada de contar con el escritor Juan Cueto Roig en su colección, lo ha hecho con traducciones y cuentos de valor. Siendo incluso uno de sus libros Veintiún cuentos concisos, medalla de oro en el certamen The Florida Book Awards al mejor libro editado en Español a un autor de la Florida. Como ya he presentado tantas veces a este escritor de elegancia decimonónica, y créanme que no lo digo en alusión a sus años vividos, ese misterio sólo comparable con la exacta edad de las pirámides.
Para no repetirme a mí mismo, lo haré esta vez con un divertimento, una Larga oda al rey de la brevedad, décimas de rimas a veces perfectas y otras dispersas como la propia inspiración:
Larga oda al rey de la brevedad, Juan Cueto-Roig
Esta aquí el señor Don Cueto,
a mi derecha sentado,
a quien Gálvez, muy dispuesto,
presentar me ha encomendado.
¿Qué he de decir de un maestro
de la concisión precisa?
Su prosa pule, barniza
Como un carpintero diestro,
no hay un lenguaje siniestro
como Chejov, sintetiza.
Irónica y penetrante
suele ser su narrativa,
y el arcano de la vida
a veces tema constante.
Aunque haya escrito bastante,
mirando su corta edad,
no tiene conformidad,
dice que es su limitante
aunque da tranquilidad
no ser bardo delirante.
Para cerrar con su prosa
hija de un cuidado oficio,
claro y penetrante juicio
en que su verso reposa.
Diré a ustedes una cosa
que quiero sepan también
carece, para su bien
de golondrinas y rosas
no hay trillados artificios.
ni razones de un desquicio.
Como traductor un día
con Kavafis se atrevió,
cierto vulgo comentó
que el Griego no era su fuerte,
en fin, que mi amigo Cueto
se merecía la muerte,
pero yo le digo ahora
como acto de pura fe,
que me gusta Media hora
y En la puerta del café.
Dicen algunos que saben
que a Cumming lo mejoró
y que Cueto allí logró
lo que otros no han podido,
hacer del verso un cautivo
de castellana escritura.
Reviviendo y con frescura
lo que en inglés ha nacido
con Esas divinas cosas,
Cueto siguió de atrevido.
El explica sus motivos,
las metas de un traductor,
son su motor impulsor
Shakespeare, Tennyson y Yeats
Sigue con Cumming, con Plath,
Ezra Pound dormía en paz
Fascio, olvidado rapaz,
En una estación del metro
Cueto ofreciéndole un cetro
Lo hace invencible y capaz.
Mas creo que ya es la hora
de escuchar a nuestro autor
se trata de un gran señor
que con las letras labora,
no hay en él pedantería
si hay sapiencia y alegría,
el es un hombre de bien,
Lord Inglés de Caibarién,
ya no hay más guataquería
Cueto es de ustedes también.
Un saludo desde Madrid. Alberto Lauro
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