miércoles, 29 de febrero de 2012

domingo, 26 de febrero de 2012

Presentación de "Cuentistas del Pen" en La Otra Esquina de las Palabras


EL PEN CLUB DE ESCRITORES CUBANOS EN EL EXILIO

y  
LA OTRA ESQUINA DE LAS PALABRAS

invitan a la presentación del libro Cuentistas del Pen,
con la participación de los escritores


Angel Cuadra, Luis de la Paz

Manuel C. Díaz y Ofelia Martín Hudson 
 


Café Demetrio
300 Alhambra Circle, Coral Gables 
305-448-4949

Viernes 2 de marzo - 7:00 p.m




Manuel C. Díaz (La Habana, 1942. Fue encarcelado por intentar abandonar el país en una lancha. Indultado en 1979, se radicó en Miami con su familia, donde vive desde entonces. En 1993 publicó El año del ras de mar, una novela corta donde narraba parte del horror que le ha tocado vivir al pueblo cubano. En 1996 publicó Un paraíso bajo las estrellas, una colección de cuentos cortos y en 2001 publicó la novela Subasta de sueños, en la que abordó, una vez más, el doloroso tema de la tragedia cubana. Sus trabajos han aparecido en diferentes revistas literarias y ha sido incluidos en varias antologías de escritores cubanos exiliados. Es miembro fundador del PEN Club de Miami. Desde hace quince años escribe reseñas literarias, crónicas de viaje y artículos sobre música para El Nuevo Herald.

Ofelia Martín Hudson. Poeta, narradora y ensayista, nacida en La Habana. Se trasladó a Estados Unidos con sus padres en 1960, donde ha residido desde entonces. En ese país recibió una licenciatura en Literatura Española y Pedagogía en la Universidad de Miami, y una maestría y doctorado en Literatura Española en la Universidad de Ebony en la ciudad de Atlanta, Georgia. Además ha hecho estudio de Historia y Antropología en la Universidad de Miami. Ha publicado Unamuno y Byron: la agonía de Caín (ensayo,1996), Contar y otras hazañas (cuentos, 1997), y Poemas de arena y sal (poesía, 2001). Fue durante muchos años profesora en el Miami Dade College, hasta su jubilación.

Luis de la Paz. Escritor y periodista. Salió de Cuba durante los dramáticos sucesos de la embajada del Perú y el posterior éxodo del Mariel, en 1980. Desde entonces reside en Miami. Fue miembro del consejo de editores de la revista Mariel (1983-1985) y de Nexos (1998-2001) de difusión electrónica. Entre el 2001 y el 2008 edita El ateje, revista de literatura cubana. Ha publicado los libros de relatos: Un verano incesante, El otro lado y Tiempo vencido, así como la recopilación de textos y documentos Reinaldo Arenas, aunque anochezca y la selección Teatro cubano de Miami. Es crítico literario y columnista de arte, literatura y espectáculos de Diario Las Américas y vicepresidente del PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio.

Ángel Cuadra. Poeta y ensayista. Presidente y fundador del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio. Tiene una larga obra poética, donde destacan Esa tristeza que nos inunda, Las señales y los sueños, Réquiem violento por Jan Palach, Diez sonetos ocultos y De los resúmenes y el tiempo, entre otros.

sábado, 25 de febrero de 2012

Inauguración de la Peña Esta noche en Delio's: Diario silente, palabras de Rodolfo Martínez Sotomayor y una carta de Rolando Jorge




Inauguración de la Peña Esta noche en Delio’s

Por Rodolfo Martínez Sotomayor

Cuando el tiempo haya borrado lo que fuimos, cuando la ley de impermanencia, como esa vieja tonada de Kansas, nos recuerde que somos polvo en el viento. Cuando la obra sea la única huella que evoque la memoria de una presencia, un único vestigio de eternidad, nos recordarán sólo por lo que hicimos.

Un proyecto en conjunto es una unidad de propósitos. El amor al cine y la literatura han hecho que iSawFinger Productions y Editorial Silueta hayan logrado un trabajo en armonía para difundir el arte en Miami. La peña cultural “Esta noche en Delio’s” es un espacio donde confluyen esos sueños.

Ernesto G, Joaquín Galvez y yo hemos traído cuentos y poemas para tratar de darle un mejor sentido a la noche. Rolando Jorge no estará en la presentación de su libro Ido a hurgar (Editorial Silueta 2012).
Nos dejó una carta y un manojo de imágenes resumidas en Diario silente, un corto basado en su libro y que intenta atrapar la esencia humana y literaria no sólo de este cuaderno sino del autor mismo y traducirla al lenguaje del video. Gracias a Delio Regueral por este espacio y a todos los que hicieron posible “Esta noche en Delio’s”.

Carta de Rolando

Querido Rodolfo:
Oso informarte por medio de esta ridícula carta (¡todas lo son!) que debido a la presencia en Miami de mi maestro literario Franz Kafka no me es posible asistir a tan famosa peña y presentación de Ido a hurgar. Pido disculpas a Delio, a Ernesto, a Eva y a los demás amigos presentes ¡pero esta juerga no me la puedo perder por nada del mundo! Del Parque del Dominó saldremos rumbo a Miami Beach, de putas (ya sabes que Kafka es un acólito). Y para coronar la noche pensamos topar en la playa con Arturo Rimbaud, ¡menudo postre!

Cortesía:iSawFingeProductions/Editorial Silueta

miércoles, 22 de febrero de 2012

Este viernes, presentación de poetas y narradores en Esta noche en Delio's




ERNESTO G. (La Habana, Cuba, 1967), poeta, narrador, videasta y blogger. Licenciado en Lengua y Literatura Inglesas por la Universidad de La Habana. En 1987, obtiene Primera Mención de Poesía en el Concurso 13 de Marzo. Radica en los Estados Unidos desde el año 1995. Ha colaborado con varias revistas digitales y páginas de Internet. Editor de los blogs Ernesto’s Page y Los Relatos de Maurice Sparks. Director de la compañía de cine independiente iSawFinger Productions, encaminada a la divulgación cultural en Miami. Ha publicado Los relatos de Maurice Sparks (Editorial Silueta, Miami, 2011). Actualmente trabaja en el cuaderno de poesía, Traducir la noche.

RODOLFO MARTÍNEZ SOTOMAYOR (La Habana, Cuba, 1966) llegó a los Estados Unidos en 1989. Ha publicado los libros Contrastes (Miami, 1996), Claustrofobia y otros encierros (Miami, 2005), y la compilación de textos Palabras por un joven suicida: homenaje al escritor Juan Francisco Pulido (Editorial Silueta, 2006). Cuentos suyos han sido incluidos en recopilaciones y antologías como Nuevos narradores cubanos (Madrid, 2001), traducido al francés, al alemán, y al finés. Otro cuento suyo fue incluido en la antología Cuentos desde Miami (Barcelona, 2004).

JOAQUÍN GÁLVEZ (La Habana, Cuba, 1965). Poeta, ensayista y periodista. Se licenció en Humanidades en la Universidad Barry y obtuvo una Maestría en Bibliotecología y Ciencias de la Información en la Universidad del Sur de la Florida. Cursó estudios de postgrado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Internacional de la Florida. Ha publicado los poemarios: Alguien canta en la resaca (Término Editorial, Cincinnati, 2000), El viaje de los elegidos (Betania, Madrid, 2005) y Trilogía del paria (Editorial Silueta, Miami, 2007). Textos suyos aparecen recogidos en numerosas antologías y publicaciones en Estados Unidos, Europa y América Latina.  Coordina el blog y la tertulia La Otra Esquina de las Palabras. Reside en los Estados Unidos desde 1989.

ROLANDO JORGE (Cuba, 1955) poeta y ensayista. Obtiene menciones en los concursos de poesía David y Julián del Casal (1985), en Cuba. Mención en el concurso Eugenio Florit, Miami, 2002. Ha publicado varios poemarios, entre ellos La cantante se va de gira (Editorial Silueta, Miami, 2010).

‘Los relatos de Maurice Sparks’, una estupenda colección de cuentos cortos


Por Manuel C. Díaz


Algunos escritores conciben sus historias a partir de una imagen. Otros, como Ernesto G, lo hacen a partir de un personaje. O de muchos personajes, como los que aparecen en su libro, Los relatos de Maurice Sparks (Editorial Silueta, 2011), una estupenda colección de cuentos cortos (uno de ellos, El rechazo, es realmente corto, como el de Monterroso, pero sin dinosaurio: “La invité a tomarnos un café. Me dijo que no. Yo sigo soñando”), cuyas tramas (si es que puede llamársele así a sus fugaces instantáneas de cotidianeidad) se desplazan entre la alineación y el absurdo del cada día de nuestras vidas. En sus historias, contadas a veces en un par de páginas, hay más inmediatez que trascendencia y más picardía urbana que conflictos existenciales. Son tan ingeniosas y verdaderas, tan de pop culture, que algunas podrían ser -por la actualidad de sus anécdotas y por sus certeros diálogos- la base argumental de uno de esos modernos cómics con contenido social. Otras, por su originalidad, la premisa de un guión cinematográfico.

El libro está dividido en tres secciones. En la primera de ellas, Cualquiera es un Maurice, Ernesto G sienta el tono de lo que está por venir: “Salgo a cazar personajes. Así empiezan mis relatos, con un personaje. Observo a la víctima cuidadosamente. Analizo cada detalle. Busco las pistas que me conduzcan a una historia”. Y esa historia, cuando aparece, “puede comenzar en cualquier lado y de cualquier forma. Al fin y al cabo una historia es sólo una historia y un sol muerto es un sol muerto. Una historia es una moneda que alguien ha lanzado al suelo, otro la escupe, aquel la pisa, y tú la recoges”. La segunda sección se titula, La primera vez fue en el carro (que es también el título de uno de los relatos) y es en ella donde se encuentran agrupados los cuentos más logrados. Que son también los más irreverentes. Como el titulado, Mensajes, una historia de amor cibernético con un inesperado final: “La cosa empezó por un mensaje de texto que recibí un día. ‘Te odio. Ojalá nunca te hubiera conocido’. Bueno, yo no te conozco, pensé. Le devolví el mensaje. ‘No entiendo tu odio. No nos conocemos’. Ella se percató de que se había equivocado y me mandó una disculpa. ‘No hay de qué disculparse. Fue una equivocación. ¿Cómo te llamas?’. Ahí empezó todo.”

La tercera parte, Los efectos secundarios, es la más extensa de todas y es donde los relatos (quizás, podríamos llamarle viñetas) se hacen -aunque sin perder su humor- un poco más reflexivos. Hay uno que merece ser transcrito casi en su totalidad: “Un señor sabía que estaba a punto de morir y decidió hacer algo importante. Pero no sabía qué. Empezó a buscar en sus gavetas algún objeto que le ayudara a encontrar la manera de llegar a la inmortalidad. Por desgracia sólo encontró viejos cepillos de diente, llaves que abrían puertas de casas en las que ya no vivía, libros de poesía sin leer publicados por amigos a los que nadie conocía, bolígrafos sin tinta y hormigas muertas, es decir, objetos todos sin la menor valía o trascendencia. Entonces cayó en la cuenta de que no tenía nada qué hacer, que el final de sus días transcurriría del mismo modo aburrido e intrascendente como había trascurrido el resto de su vida. Por alguna extraña razón este conocimiento lo hizo sentirse importante. Y finalmente pudo morir tranquilo.”

Los relatos de Mauricio Sparks es un libro muy bien escrito. Y mejor concebido. Sus cuentos, todos de una infrecuente originalidad, son coherentes (por su estilo, tremendamente influenciado por el twitter, el facebook y los blogs) con la trayectoria artística del autor. Ernesto G (La Habana, Cuba, 1967) es, además de Licenciado en Lengua y Literatura Inglesa, poeta, narrador, videasta y blogger. Ha colaborado con varias revistas digitales y páginas de Internet. Es director de una compañía de cine independiente encaminada a la divulgación cultural de Miami. •

Reseña publicada originalmente en El Nuevo Herald

Ernesto G. se presentará en Delio Photo Studio este Viernes 24 a las 7 p.m. en una lectura de poesía y narrativa compartida con los escritores  Rodolfo Martínez Sotomayor, Joaquín Gálvez y Rolando Jorge, quien presentará su libro Ido a Hurgar (Editorial Silueta, 2011). Delio Photo Studio, 2399 Coral Way, Coral Gables, (305) 856-5632.

martes, 21 de febrero de 2012

Serie: El regalo de Rodolfo: "Claustrofobia y otros encierros"


Por Zahylis Ferro

En mis años de escribir, los títulos de las historias han sido siempre mi batalla mayor. A falta de títulos que creen expectativa, atraigan lectores y sirvan de preludio al acto mayor, me he concentrado en buscar títulos que resuman de cierta manera el texto que le sucede. Mejor o peor, dicen de lo que va la historia.
En mis años de lectora, he leído pocos libros que tengan el título mejor puesto que este libro de Rodolfo Martínez Sotomayor. Desde Claustrofobia mismo, y saltando de cuento en cuento, el libro recoge un manojo de encierros que se regocijan al poder aprisionar un mundo en pocas páginas y arrinconar a un lector, que vuelve y se revuelve entre ellas. Dulce es el cautiverio, pero cautiverio al fin y al cabo no cree en libertades innecesarias y grietas por las que se pueda escapar la mente fantasiosa. Todos los encierros de este libro saben lo que quieren decir y dicen lo que quieren decir. Hay espacio al cuestionamiento, al desacuerdo, al reclamo quizás, pero no a la duda: los encierros nos pasan, aunque algunos pasan para quedarse.
El libro te hace parte de diferentes encierros, algunos personales, como es en su mayor parte el de Claustrofobia, algunos socialmente construidos, como es el caso de Crónica de un mal día, y algunos que son un poco de los dos, como El Moro, que murió asfixiado por su propia pena y las incomprensiones ajenas. Y me gustaría resaltar que los personajes de Rodolfo responden a sus encierros de manera consistente, como si entre sus cuatro paredes el miedo a quedarse dentro se volviera parte de ellos mismos, y la lucha por romper el cautiverio no fuese otra cosa que la inconformidad individual y la búsqueda de un futuro mejor y diferente. Hasta cierto punto todos somos víctima del encierro, lo que no todos vivimos de igual manera la claustrofobia.
Frases que gozan de una riqueza descriptiva profunda se alternan con recurrentes expresiones cortas crean en estas historias una contagiosa ansiedad, la misma creciente ansiedad que viven los protagonistas, la sensación quizás de estar cayendo en un hueco profundo y ver la vida, ajena es este caso, desfilar ante tus ojos. Las historias se hunden y como el que se ahoga, tratan de ahogarte con ellas, tarea que sin dudas logran.
Leí casi todos los cuentos de principio a fin, sin hacer pausas, conteniendo la respiración y respirando libremente después de cada punto final. Una vez liberada del encierro de cada historia terminada, me di cuenta que la claustrofobia era un pequeño precio a pagar y que estaba lista para pagarlo de nuevo.

Rodolfo Martínez Sotomayor se presentará en Delio Photo Studio este Viernes 24 a las 7 p.m. en una lectura de poesía y narrativa compartida con los escritores Ernesto G., Joaquín Gálvez y Rolando Jorge, quien presentará su libro Ido a Hurgar (Editorial Silueta, 2011). Delio Photo Studio, 2399 Coral Way, Coral Gables, (305) 856-5632.

Serie: El Regalo de Rodolfo: "Trilogía del paria"


Por Zahylis Ferro

Quien diga que palabras como cucaracha, estiércol, tiñosas y cloaca no son suficientemente poéticas para escribirse en versos, que le pregunten a Joaquín Gálvez. Pregúntenle de donde saca frases como “cataclismo en mi pecho”, “merecerse la noche” y “ser el escribano de la ruta azul de tu mirada” y cómo es capaz de mezclar las primeras con las segundas y hacerlas parte de un mismo poema. Y no olviden preguntarle cómo logra, en un batido perfecto de palabras y frases contrastantes, sintetizar sentimientos de hastío, marginalidad, angustia, furia, decepción y odio.
La poesía de Joaquín es pura pasión y rebeldía. Es grito. Es acusación. Es crítica. No es, sin embargo, consigna. No se repite aunque su esencia se reitera. No pregona flores, pregona dardos envenenados que el comprador de rimas y melodías pudiera mirar con recelo.

Las tres partes de la vida de este paria que leemos en versos asimétricos, recogidos en el volumen Trilogia del Paria (Editorial Silueta), traen consigo la carga de la –forzada quizás– transformación personal. Un paria que se niega a aceptar que su destino se retuerza en la inmovilidad social, el tedio, la impotencia y busca fuerza dentro de sí para “alejarse de la ciudad” y “crear sintonías que provoquen el amor”, dos de los poemas que más me gustan de esta sección.
El mismo paria muta al cambiar de medio ambiente, y se descubre en la segunda sección, “Poesía debajo de la tierra,” como un personaje melancólico, sumido en un proceso de aculturación, un personaje que se debate entre la nostalgia por el nido abandonado y la voz de la conciencia repitiendo que “ya aquí nos merecimos la noche,” un lujo inalcanzable en el nido natal. En esta sección el poeta o el paria despotrica contra lo que ha dejado atrás, la industria alimenticia y del trasporte, “todo estaba en vías de desarrollo”, “las tiñosas que multiplican su vuelo sobre la cuidad”, una ciudad desbordaba en problemas políticos –vistos en “Poética de la Isla”– con incidencias sociales a los que inevitablemente los seres se adaptan para poder coexistir, “y al luto, poco a poco, le fuimos cogiendo cariño.” Y finalmente, en la misma sección, dotado de una conciencia doliente, el paria-poeta se reconoce parte de otro mundo, en el que ha encontrado consuelo “condenado estoy a la otra orilla donde te falte. El horizonte ha sido mi verdadera casa.”

La tercera parte, “Premonición del Iniciado” podría llamarse también cuando la vida te da limones, haz limonada. El poeta-paria baila “Rock and Roll sobre la eterna cuerda floja” se vuelve el Adán de su propio destino, limpio ante él, esperando por ser poblado con semillas nuevas invariablemente condenadas a vivir a la sombra de “El círculo de la memoria.”

La Trilogía del paria es un canto al inmigrante, un testimonio de la inmigración cubana y un viaje por las diferentes etapas de la vida de ese inmigrante que se siente incompleto y atrapado entre dos tierras, nadando incesantemente en un mismo mar donde se encuentran y desencuentran dos aguas.

Joaquín Gálvez se presentará en Delio Photo Studio este Viernes 24 a las 7 p.m. en una lectura de poesía y narrativa compartida con los escritores Ernesto G., Rodolfo Martínez Sotomayor y Rolando Jorge, quien presentará su libro Ido a Hurgar (Editorial Silueta, 2011). Delio Photo Studio, 2399 Coral Way, Coral Gables, (305) 856-5632.

Cortesía: KontARTE, blog de Zahylis Ferro

lunes, 20 de febrero de 2012

Un poema de Joaquín Gálvez




Orgasmo de Madame Bovary


Como guardián que define tu desnudez,

él amanece entre tus piernas.

Coronó tu cuerpo con su saliva

y abrió una ventana en tu espíritu,

por donde siempre entra su sombra;

ese apacible vendaval que te recuerda:

eres más que una mujer que pare hijos,

tus orgasmos no son propiedad de un solo hombre,

de ninguna casa eres muñeca

ni medallita que se muestra a los amigos.


Ahora solamente es un fantasma,

que todas las noches se acuesta contigo,

para que la muerte nunca más te reconozca.

domingo, 19 de febrero de 2012

sábado, 18 de febrero de 2012

"Ojos de Godo rojo": fotos y palabras de presentación



OJOS DE GODO ROJO Y LA NOCHE DE LOS ASOMBROS ROTUNDOS
Por Manuel Gayol Mecías

Presentar un libro, en este caso una novela, es siempre algo inefable para un autor como yo; quiero decir, para mí se traduce en un sentimiento que no puedo explicar suficientemente, pero sí al menos me da la posibilidad —este encuentro con ustedes, digo— de intentar hacerles sentir lo que conlleva el hecho de una creación.
 En mi criterio, aún hoy en día, el libro impreso en papel constituye un acto de asombro; magia desbordante de ese sentido de humanidad que hemos querido alcanzar a través de la escritura literaria, y que al mismo tiempo se redobla cuando sabemos que no solo sentimos, sino que podemos hacer sentir al otro la presencia de una dimensión nueva. Es así entonces que hablamos del misterio implícito en la comunicación. De hecho, el proceso de los libros seguirá su curso cambiante: históricamente, el papyrus pasó a la imprenta y del papel a la lectura electrónica, y ya en este presente de los e-books —y hacia un futuro no tan lejano—podría pasar a las imágenes virtuales de otro nuevo modelo que, a no dudar, sería holográfico; modelo  en el que tendríamos ante nosotros las tres dimensiones de una escritura, que no ya en una fecha de ciencia-ficción, sino de imaginación-ciencia, nos vaya creando —esa escritura holográfica, digo— las escenas, los personajes y la acción de cualquier historia a la manera de un filme tridimensional, como si estuviéramos delante de un deseo imaginativo convertido en realidad. Quizás en esto estoy aludiendo a lo que hace muchos años previó ese gran escritor argentino que fue Adolfo Bioy Casares en su novela La invención de Morell, un libro clave en la literatura fantástica de la narrativa hispanoamericana, y en el que hablaba de la realidad invertida, cuando la vida pasaba a ser parte de las imágenes de una grabación fílmica, en una isla perdida adonde había ido a parar su personaje.
 Otra de las emociones que conlleva esta presentación  es el hecho de saber que mis libros están formando parte de una nueva ola de interacción cultural entre los escritores y los lectores, en lo que se refiere al desarrollo de las editoriales de autogestión, y que significa la potencialidad que tenemos los creadores de comunicarnos con el otro —nuestra meta mayor— y de esta manera poder entrar así —si mis obras lo ameritan— en la historia de la literatura.
 La autopublicación o la autogestión es lo más válido que nos está pasando a los que aspiramos a que nos recuerden como escritores, porque más allá de la vanidad que podamos tener en nuestra intención de ser, resalta la oportunidad para constatar si, en esencia, nuestros libros cuentan con valores, o son sencillamente publicables o, al menos, incluso, si nada más cumplen con el rol de una noble intención. En definitiva,  es una acción más que ahora nos proporciona la tecnología —y los que han confiado en ella con el mejor de los propósitos— para seguir rehaciendo nuestra libertad de ser como queremos ser.
 Por esta razón, agradezco sinceramente el trabajo, inteligente y apasionado, de Neo Club Ediciones, con un abrazo fuerte para sus creadores Armando Añel e Idabell Rosales, alma, corazón y vida en la confección de esta novela mía Ojos de Godo rojo, como así del anterior libro de cuentos La noche del Gran Godo. Puedo asegurar que la calidad con que ellos trabajan es impecable. Y lo agradezco con el orgullo de saberme bien representado.
 Por otra parte, tengo muy en cuenta  la colaboración que me ha prestado Alexandria Library, dirigido por mi amigo Modesto Arocha. Su aporte editorial tiene mucho que ver en el camino de mis libros: sus consejos y su apoyo de diseño gráfico los reconozco y me enaltecen. Es hermoso, por tanto, cuando uno conoce a una persona no solo de honda calidad humana, sino también de gran calidad profesional.
 Asimismo, doy mi reconocimiento a las fotos y videos de publicidad realizados con la creatividad de un prometedor cineasta que es Ernesto G, y cómo él sabe compartir su creación entre Los relatos de Maurice Sparks y la plasticidad de las fotografías y los videos. Ernesto G. es el autor del magnífico tráiler publicitario con que ha contado mi novela. Gracias por la vida de tus imágenes, amigo.
 Muy a mi favor, tengo la satisfacción de sentir el peso de dos críticos serios, irreverentes y hasta desconcertantes, diría, como lo son Ángel Velázquez Callejas y Ángel Lago, enjundiosos y más que polémicos, lúcidos adelantados en la proyección de una literatura confrontadora, muy arraigada en proponer siempre un conocimiento distinto de los temas literarios ya trajinados y reconstruidos, a la hora de hacernos comprender que las cosas no son como se han venido diciendo.  Gracias, Ángel Rolando, y gracias Lago, por esas reveladoras palabras sobre mi novela. Gracias asimismo al crítico Denis Fortún por sus gentiles palabras en otro de los videos de Ernesto G, y que con agudeza ha tratado la atmósfera onírica de mi novela. Realmente tengo muy en cuenta tus valiosas observaciones, amigo.  
 De hecho, y de corazón, un encarecido abrazo a mi buen amigo Joaquín Gálvez, quien dirige esta tertulia, La Otra Esquina de las Palabras, ya famosa en todo Miami y que mediante su página homónima en Internet está dando a conocer nuestros sueños. Este lugar está imbuido desde hace tiempo por el ingenio de Gálvez, en cada uno de sus actos, aquí se respira la poesía de este poeta, que parece haberse prometido hacer de Miami  y del Café Demetrio una fiesta infatigable de la creación.
 En especial, me siento muy satisfecho de haber conocido al escritor franco-español  José Luis Borja y a la linda Gioconda. Ambos se han acercado a mí con verdadera sencillez y cariño. De José Luis creo que puedo aprender mucho de historia de la lengua y hasta de lingüística, así como de sus deliciosas Crónicas venecianas. De Gioconda, qué más puedo pedir que sus canciones, su delicada y fina melodía y el gran honor que nos hace esta noche de compartir algunas de sus interpretaciones. Su voz, para mí, es un regalo divino que siempre apreciaré como uno de sus más fieles admiradores. Con un cariño especial por su amistad y su voz.
 En un aparte, y en lo que respecta a mí personalmente, les confieso que he tenido suerte, sí, de la mejor, y lo sabrán por esta pequeña anécdota que ahora les cuento, acerca de cuando salí de Cuba… y que fue el 29 de mayo de 1994, una fecha que había esperado durante buena parte de mi vida. El día que al fin el Ministerio del Interior castrista me permitió ir a pasar unas “vacaciones” a España, para ver y conocer a mi familia por parte de padre. Ya estando en Castropol, Asturias, un día vi por televisión los sucesos del Maleconazo ; pero aproximadamente un mes antes, el 13 de julio de ese año, tres lanchas (Polargo, la 2, 3 y 5), apoyadas por guardacostas del régimen comunista hundieron el Remolcador 13 de Marzo con 72 personas a bordo. Un crimen más de lesa humanidad, pues todos sabemos que esto fue un genocidio horrendo, aún impune, y que de esas 72 personas, se ahogaron 41, a mansalva de los chorros de cañones de agua con los que les agredieron inmisericordemente hasta que los más débiles no pudieron resistir y desaparecieron en el mar, entre las víctimas se encontraban 10 niños. En el grupo de los adultos ahogados iba un señor llamado como yo: Manuel Gayol o Cayol, que en paz descanse, de 50 años de edad, y que casi coincidía en edad conmigo en la fecha en que yo había salido para España. Esto hizo que varios amigos, entre los cuales estaban los del grupo que habíamos hecho juntos la carrera de Licenciatura de Lengua y Literatura Hispánicas  en la Universidad de La Habana, al no verme desde hacía un tiempo, creyeran —ya que la lista de los muertos corrió por toda Cuba— que yo había desaparecido, y como el nombre de la persona que iba en el remolcador era casi exacto al mío, y la edad también, pues se llegó a la lógica conclusión de que era yo quien se había ahogado. Irma Pujol, recientemente,  me contó que ella, Amparito y algunos más del grupo fueron hasta el Malecón a lanzarme flores al mar, a modo de un fraternal recuerdo. Hecho que me trajo un sentimiento de felicidad, a pesar de la apariencia trágica del hecho, debido al profundo gesto de amistad que demostraron. Es decir, ese grupo de buenos amigos, me dio por muerto durante muchos años hasta que por Facebook y también, de alguna manera, por medio de mi revista digital, Palabra Abierta, me reencontraron, como si ahora fuera yo un resucitado o un fantasma que había vuelto para escribir historias. Y así lo que sucedió corrobora la desinformación de los cubanos en la Isla, y confirma también que la vida en Cuba es el absurdo de algo muy siniestro (y diabólico) que se ha instaurado desde hace muchos años en lo cotidiano de la vida allí, cuando lo que propició no fue solo el asesinato de hombres, mujeres y niños, sino también un distanciamiento más, cruel y caprichoso, al que la dictadura de los Castro nos tiene acostumbrado; pero como dijo Leonardo da Vinci, y que no me canso de repetir (porque esta frase siempre calza con nosotros los cubanos): “Las cosas desunidas se unirán y recibirán una tal virtud que devolverán a los hombres la memoria perdida’, que es como decir la “esperanza” reencontrada.
 En la actualidad, empiezo a disfrutar de nuevo de los amigos de aquellos tiempos de estudiantes, al menos de algunos que ya están aquí: de Irma Pujol, Mercedes Eleine González, Waldo González López, Mayra Hernández y Marta Gómez de Melo (a quien la tengo muy presente, a pesar de que se encuentra en Alemania); y asimismo en la Isla ya estoy en contacto virtual con la hermosa y genial Amparito, con el bueno de Roberto y el ocurrente de Juan Nicolás. Recuerdo mucho a Rosendo. Y los cito a medias porque son entrañables amigos, todos, y no quiero complicarles la vida, aun cuando forman parte de una anécdota importante de mi vida a modo de un renacimiento. Recuerdo aquel grupo de la carrera de letras, sí, cuando hacíamos de cada asignatura una fiesta de estudio, de discusiones y asombros; cuando nos reinventábamos en el deslumbramiento de las historias que imaginábamos, o que aspirábamos a escribir, o de cómo tratábamos de convencer a ciertos profesores de que la literatura no tenía nada que ver con lo pacato y estéril del “realismo socialista”; cuando entre todos teníamos una confabulación muy secreta para hacer de nuestras aspiraciones literarias un verdadero, intuitivo y mágico sentido de la libertad de expresión . Algunos de ellos (de ustedes) están aquí esta noche, y me siento entonces como un ser casi perfecto, porque he revivido la amistad, como si estuviera en uno de los jolgorios y festines del Asaselo de Bulgakov, o del gato Popota, o del Maestro y de su hermosa Margarita; como si este lugar fuera hoy una fiesta de sueños que se han convertido en realidad.
 Gracias a ustedes, amigos míos, mis libros están buscando su lugar no sólo en la historia de la imaginación lezamiana, o en la cultura mítica colectiva de la que podría hablar Patrick Harpur, o el mismísimo Jorge Luis Borges, con su duda cósmica, los sueños de Dios y los espejos de Carrol, sino que asimismo están buscando su lugar en la realidad corpórea y mental de los seres humanos que gustan palpar poesía, relatos, novelas y ensayos con la imaginación de las lecturas en papel, además de los e-books. Siempre tendré para ustedes un histórico abrazo de agradecimiento.
 Ya, un poco más en lo literario, puedo decirles que hace unos treinta años me enrolé en un propósito obsesivo que contribuyera, en silencio si se quiere, a definir mi paso por este mundo: el sueño de lograr crear un proyecto literario ambicioso, pero al mismo tiempo humilde por la paciencia, humilde por la calidad literaria a la que pudiera aspirar, pero que me llevara a una especie de proyecto tan mío como del mundo, que abarcara las posibilidades de un tránsito que fuera de lo imaginario a lo físico y viceversa, en el que personajes ficticios y de carne y hueso se fundieran en un todo que pudiera demostrar que la realidad se encuentra asimismo en el mundo invisible de la imaginación como en la dimensión material que nos rodea; un mundo donde las coordenadas extraordinarias del alma vencieran siempre a la literalidad del ego; una gran quimera que pudiera ser palpable tanto en papel como en lo digital; un proyecto que tratara de trascender por su carácter de un nuevo humanismo. De aquí que a mediados de los años 80 del siglo pasado me surgiera la idea de conformar varias series que pudieran irse multiplicando: Papyrus Orbis, Textus/Cronicae  y Opus/Ludens (la última).

Hoy, brevemente, quiero hablarles de Textus Cronicae o las Crónicas Marjianas, una serie de unos siete libros, o quizás nueve, veremos, que apuntan a describir o a re-crear historias de la problemática política, social, económica e histórica de una Cuba embargada desde hace más de cincuenta años por la dictadura castrista. En esta secuencia de novelas y relatos es el personaje de Marja la Seráfica y el de Joel Merlín el Estudiante, los que predominan y, de alguna manera, creo, sirven de hilo conductor. Marja, por su parte, es una jinetera de la Isla que se enamora perdidamente de Augusto, alias Apolo Adán el Flautista, primo de otro personaje importante, que es Joel Merlín, como ya dije, quien también narra en algunos libros de estas crónicas, y quien es el protagonista de esta novela que hoy le traemos a ustedes, Ojos de Godo rojo.

De hecho, la Seráfica (o sea Marja) está presente, como un gesto imprescindible de mi imaginación, en los cuentos de La noche del Gran Godo a la manera de una joven con las posibilidades de develar una buena parte del submundo de corrupción que ha existido en la Isla durante muchos años, y al mismo tiempo es quien puede comunicarse con un espíritu que viene de los mundos imaginales de Ibn al-Arabi, y que intelectualmente está muy ligado al estudiante Joel Merlín.
 De hecho, este espíritu o Hacedor es una entidad que narra siempre, pero al mismo tiempo, aun cuando es invisible, forma parte de las distintas tramas de los relatos y de las novelas, pero en algunos casos de una manera en que pocas veces hace alusión a sí mismo como espíritu, por lo que en una primera lectura solo se percibe como un narrador aparentemente normal, o cuasi omnisciente.
En lo que respecta ya a la realidad imaginaria de Ojos de Godo rojo —la novela que nos ocupa en esta ocasión— es Joel Merlín, asimismo llamado el Estudiante, quien narra su vicisitud al tener que bajar uno de los grandes y tenebrosos túneles que se han construido en la capital de la Isla. Va a entrevistarse con Godofredo Hernández, alias el Godo, presidente de una empresa enorme, inexplicable y desconcertante que domina y controla la vida en el país, en representación de Falexdel el Alto, detrás de cuya imaginación está el Sempiterno. Joel ha bajado a las profundidades para acusar de corrupción al administrador de toda aquella Empresa y descubre que el Presidente o el Godo no es sólo un ser extraño y demoníaco, sino además alguien que pretende lograr que la vida de los isleños se haga dentro de los túneles para dejarle libre la superficie a los turistas extranjeros y de esta manera sacar los dólares suficientes para que el pueblo tenga que sufrir una existencia subterra, por la cual ellos —el Sempiterno, Falexdel, el Godo y todo el régimen de los “históricos”— puedan asegurar el control permanente de la Isla. Un nuevo propósito de esta narración es decir cómo el Godo intenta comprar el alma del Estudiante, para convertirlo en otro Fausto más de los tantos agentes de turismo, delegados, funcionarios y embajadores que la dictadura de la Isla ha enviado al extranjero con el fin de adquirir —de manera muy barata o regalado si es posible— el confort capitalista y, contrariamente, vender bien caras las ideas políticas de un Espejismo, para no decir del Infierno.
 A grandes rasgos es la novela de esta noche, Ojos de Godo rojo, la que quiero poner en sus manos y dejar que bata sus páginas, como si fueran alas en busca del espacio libre e imaginativo de los lectores. Gracias  a ustedes por escucharme,  a mi esposa Gladys que siempre está conmigo para apoyarme, a mi familia y a todos mis amigos profundamente queridos.
Para ustedes, mi abrazo así de grande, en los rotundos asombros de esta noche.

Presentación de poetas y narradores en Esta noche en Delios's




ERNESTO G. (La Habana, Cuba, 1967), poeta, narrador, videasta y blogger. Licenciado en Lengua y Literatura Inglesas por la Universidad de La Habana. En 1987, obtiene Primera Mención de Poesía en el Concurso 13 de Marzo. Radica en los Estados Unidos desde el año 1995. Ha colaborado con varias revistas digitales y páginas de Internet. Editor de los blogs Ernesto’s Page y Los Relatos de Maurice Sparks. Director de la compañía de cine independiente iSawFinger Productions, encaminada a la divulgación cultural en Miami. Ha publicado Los relatos de Maurice Sparks (Editorial Silueta, Miami, 2011). Actualmente trabaja en el cuaderno de poesía, Traducir la noche.

RODOLFO MARTÍNEZ SOTOMAYOR (La Habana, Cuba, 1966) llegó a los Estados Unidos en 1989. Ha publicado los libros Contrastes (Miami, 1996), Claustrofobia y otros encierros (Miami, 2005), y la compilación de textos Palabras por un joven suicida: homenaje al escritor Juan Francisco Pulido (Editorial Silueta, 2006). Cuentos suyos han sido incluidos en recopilaciones y antologías como Nuevos narradores cubanos (Madrid, 2001), traducido al francés, al alemán, y al finés. Otro cuento suyo fue incluido en la antología Cuentos desde Miami (Barcelona, 2004).

JOAQUÍN GÁLVEZ (La Habana, Cuba, 1965). Poeta, ensayista y periodista. Se licenció en Humanidades en la Universidad Barry y obtuvo una Maestría en Bibliotecología y Ciencias de la Información en la Universidad del Sur de la Florida. Cursó estudios de postgrado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Internacional de la Florida. Ha publicado los poemarios: Alguien canta en la resaca (Término Editorial, Cincinnati, 2000), El viaje de los elegidos (Betania, Madrid, 2005) y Trilogía del paria (Editorial Silueta, Miami, 2007). Textos suyos aparecen recogidos en numerosas antologías y publicaciones en Estados Unidos, Europa y América Latina.  Coordina el blog y la tertulia La Otra Esquina de las Palabras. Reside en los Estados Unidos desde 1989.

ROLANDO JORGE (Cuba, 1955) poeta y ensayista. Obtiene menciones en los concursos de poesía David y Julián del Casal (1985), en Cuba. Mención en el concurso Eugenio Florit, Miami, 2002. Ha publicado varios poemarios, entre ellos La cantante se va de gira (Editorial Silueta, Miami, 2010).