martes, 20 de diciembre de 2011

Un poema de Magali Alabau



LA CASA


La casa está cerrada,

oye a la lluvia

respirar contra el piso.

Espero como siempre

sin esperar a nadie.

Espero mis latidos

con ganas que vislumbren

a las apariciones.

La lluvia contiene mi insistencia,

mis agravios persisten en la queja.

Espero al enemigo

agazapada,

jugando a quién

se rendirá primero.

Siento el ruido de los pasos

en mis huesos,

en la dificultad de cada uno,

en ese movimiento equivocado

que traiciona.

Ahora voy hacia afuera

deseando estar adentro.

Espero como esos animales

que no saben hablar de sentimientos

que buscan un pedazo de algo

que no saben

mitigar el dolor en el abdomen.

La noche se abalanza

hacia la lluvia

monótona, severa, injusta.

¿Qué soy en esta bruma?

¿Semilla enterrada que se hincha?

¿Larva que el agua no soporta?

¿Soy sonido o temblor?

Un ente separado

que araña la cal

de las paredes

con su ruido.

Estoy en estos filamentos

de las gotas,

percatada de que en cualquier

momento mis fantasmas podrían

concretarse.

Hoy es Trotski,

su perra Maya,

la aurora,

el agua empantanada,

la carta que llega

y no respondo,

un sinnúmero

de sueños,

ese amor a los perros,

ese agarrarlos contra el pecho

y cuando mueren

encargarse una

hasta el último

detalle

y destello.

Parto

y pérdida,

la reducida piel, los otros ojos,

inevitable calvario de la espera.

Por más que quiera olvidar

las horas, la monotonía del día,

me despierta el ruido de la lluvia,

el movimiento de las hojas,

la caída del papel al piso,

la posible llamarada

prendiéndose en un fuego,

la falta de voluntad

que informa lo imposible.

Como un árbol marcado

esperando la herida

estoy ya sin moverme.

La herida que no cierra

que circula en el cuerpo

que demarca los viajes,

peripecias

y olvidos.

No recuerdo tu nombre.

¿Dónde has ido?

¿Hacia el paraje donde el bosque

termina, escapando

a mis tormentos?

El alba te cura cuando muere,

el sol te aliviará cuando aparezca,

el canto de las ramas

apuntará la herida

en que me escondo.

3 comentarios:

  1. Como ya nos tiene acostumbrado Magali, un formidable poema que seguira enriqueciendo su obra poetic la cual ya esta desde hace anhos entre lo mejor de nuestra poesia contemporanea. Un excelente regalo de Navidad para todos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Gálvez, cuánto lo transporta a uno este poema,qué fuerza dramática conectada con la naturaleza.
    Subrayo este fragmento:



    "Espero al enemigo

    agazapada,

    jugando a quién

    se rendirá primero.

    Siento el ruido de los pasos

    en mis huesos"

    Félix Luis Viera

    ResponderEliminar