martes, 12 de febrero de 2013

JUAN CUETO-ROIG ESCUETAMENTE

                                     Foto tomada por Daniel Fernández


Por Olga Connor, El Nuevo Herald, 30 de enero, 2013

Después de dar algunas pautas para que los asistentes supieran cómo escabullirse si se aburrían, por ejemplo, cambiarse de sitio y sentarse al fondo del patio del Café Demetrio, Juan Cueto-Roig advirtió en la tertulia La otra esquina de las palabras cómo era su trabajo literario: “Mi producción poética no es del tipo ‘coser y cantar’ [por suerte para mí y para ustedes], todo lo contrario: mi poesía es escasa, concisa y escueta. Y también: diáfana y sencilla, sin extravagancias lingüísticas, ni barroquismos reciclados”.

Leyó Poema del primer hombre, que ya se había comentado antes en estas crónicas, una obra casi perfecta, y analizó un versículo de la Biblia que nunca había yo notado, diciendo: “1.- En Génesis 9:3 se lee: ‘Toda criatura que se mueve y vive será alimento para ti’. Este es uno de los primeros preceptos alimentarios que aparecen en la Biblia y no excluye ninguna de las comidas que más tarde se prohíben, como el camarón, la langosta, las ostras, el cerdo, etc. Por lo tanto, a este versículo 9:3 me atengo y es el único que religiosamente obedezco”. Estamos de acuerdo.

Esta capacidad satírica la empleó Cueto-Roig para continuar sus Disquisiciones bíblicas, que recuerdan los escándalos del Génesis, cuando héroes históricos –patriarcas como Abraham–, insisten en que sus esposas digan ante el rey que son sus hermanas, para que no los eliminen a ellos, y así no les queda más remedio que quedar como “cornudos” para salvar sus vidas. También leyó parodias de autores cubanos, se inventó un restaurante canibalístico de Miami, recitó otros poemas de sus libros e hizo comentarios sobre la castidad de Don Quijote.

Sus poemas son de un talante clásico y hasta ha cultivado el soneto, pero su obra en prosa desafía los géneros, siendo mordaz y proverbial como Ramón Gómez de la Serna, con sus Greguerías. Diríase que tenemos ante nosotros a un Francisco de Quevedo redivivo o, si buscamos en el idioma inglés, a un Daniel Defoe.

Cortesía: El Nuevo Herald

No hay comentarios:

Publicar un comentario