La
resaca como
cómplice
del canto
Lourdes
Tomás
Joaquín
Gálvez
Alguien canta en la resaca
Término
Editorial
Cincinnati,
2000, 62 pp.
Desde su título, el poemario ALGUIEN canta en la resaca de Joaquín Gálvez (La Habana, 1965) nos enfrenta con una situación paradójica: la de cantar en la adversidad. La resaca remite al obstáculo que impide el avance hacia un suelo firme donde reposar. Nadie cantaría en la incertidumbre de navegar siempre contra la resaca. No obstante,a lo largo del tiempo, que es también un mar incierto, los poetas han cantado a la orilla de calma que su imaginación les promete, a la esperanza de encontrarla, y han cantado aún después de entender que tal orilla / para el hombre no está reservada (62). El viaje que nos propone Gálvez en sus páginas culmina con la comprensión de que todo paraíso es sólo numen, pretexto para el canto poético.
Seguidamente
asistimos a su conflicto con una Historia que invade completamente su ámbito
personal y determina su destino. La conciencia de una situación que incapacita
la voluntad individual provoca el abandono del país de origen. Los poemas entre
Lost Generation y el fin de la primera parte abarcan la experiencia del
poeta en un destierro que lo convierte en un hombre escindido: un desertor
de su propia historia (24), un ser separado de su sombra, de su memoria.
La segunda parte, La
máscara frente al rostro, constituye una reflexión sobre el tema de lo
aparente y lo real. En los primeros poemas, que se dirigen a los personajes
emblemáticos, la máscara representa lo engañoso entendido como hipocresía. Sin
embargo, hacia el final de esta sección, lo aparente resulta ser el yo en
continuo devenir. En Autorretrato leemos:
le reclama los
derechos del Yo
al que hoy escribe
estas palabras… (40)
En la tercera y
última parte, Alguien canta en la resaca, el amor, la vida, el sueño y
la muerte se funden y se constituyen en un tema único: el arte. Todo existe
para ser sustancia de la poesía, que es corazón real del poeta en la
vida (62), y es sepultura de la muerte (56). El pesimismo que rezuma
este poemario no nos abisma al final en el despropósito o el absurdo. Existir
es padecer, pero el sufrimiento se justifica como razón del canto. Porque el
hombre no está en la orilla prometida, emprende el viaje interior, la aventura
de crear:
pero yo he creado un
reino
a pesar de mi mundo. (pag. 53)
Reseña publicada originalmente en la revista Encuentro de
la Cultura Cubana
Lourdes Tomás Fernández de Castro (La Habana, Cuba).
Ensayista y narradora. Ha publicado el libro de cuento Las dos caras de D (Sibil, 1985); Fray Servando Alucinado (University of Miami, 1994, Premio Letras
de Oro(ensayo); Espacio sin fronteras
( Premio Casa de las Américas, 1998 (ensayo); y la novela El domador (Vinciguerra, 2007). Reside entre Miami y Buenos Aires.
Joaquín : Muy bueno e incisivo el comentario de Lourdes de quien ya conocemos su talento
ResponderEliminarHiciste bien en reproducirlo,lo aplaudo aunque ya lo conociera .Es muy merecedor a tu poemario de tan sugestivo título
Rita Geada.
Gracias, Rita. Coincido contigo en lo que dices de Lourdes. Un abrazo
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