Viaje
abrir
tu pie con la llave que me impone el denuedo.
De que
voy a descubrir una escalera
donde
subir me sugiere la caída
donde
bajar es continuar hacia a la altura
donde
quedarse incrimina que sigamos.
Se
trata de no cuartar la libertad de tus brazos
De
saborear la fragilidad que sudas al abrirte
De no
culpar al tiempo que llevamos intentando
De no
temer al equilibrio de un beso cuando las bisagras chillan.
-Atribuyes
en mí el conformismo de no saber andar con puertas
y se me olvida que igual cargas con ventanas-
Se
trata de que finalmente
calces
mis zapatos cuando subo
y que
hiervan tus caderas.
Evítame
entonces resbalar al filo de un pasamano
que se
olvidó anunciarme el final de tus peldaños
y que
muy terco aún me susurra la subida.
Se
trata -no me cabe dudas- que debo de ir en pos de ese empeño
por lo
que voy a tomar un avión que me regrese a Sao Paulo.
De
un tiempo deslumbrado
a Manolo y Teresita
A pesar de las prohibiciones de
la geografía
pude alcanzar países bañados por
el azufre
y tocar el perfume de puertos
diferentes.
Pero soy el que siempre regresa
tanteando con furor el borde de
una Isla.
Soy el que no ha podido alejarse:
me queda la miseria de los
insomnios
la huella de un tiempo
deslumbrado
que aún sobrevive a las ruinas
del horizonte.
Sé que la Gloria no se ha hecho
para los que se hunden en la
despedida.
Nombremos a los que huyen del
regreso
hacia una multitud de arrecifes desgastados.
Alejandro Fonseca
Qué
falta para ser uno del otro,
Qué
pasos, qué semanas o qué meses.
El
tiempo se da vuelta codo a codo
Y
tumba las estatuas de los viernes.
De qué
cauces del agua de lo pronto
Vendrá
la sed del ojo de las sedes.
De qué
hierro el óxido en nosotros
Clavará
las estrías de sus dientes.
A lo
lejos tanteamos sin rescoldo:
Tú, mi
efigie de piedra escurridiza
Y, Yo,
tus ralas muecas hasta el fondo.
Qué
falta para ser otro del uno:
¿Cinco
cuadras medida por el humo,
Una gran alegria verlos reunidos en al poesía Saludos desde Madrid. Lauro
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