martes, 6 de diciembre de 2011
Un poema de Joaquín Gálvez
Imitación del ave Fénix
Para Mike Porcel, por su canción Diario
No tuve que ser el condenado de la última cena
para que el beso de Judas me encontrara.
Fui el fugitivo de un abrazo
que se fue convirtiendo en etéreo puñal.
Nunca pude imitar a un ángel -ni siquiera a un santo-,
pero compartí mi pan (mi único pan) con mis hermanos.
No necesité un camino a Damasco para que mudase
de credo y de nombre,
pues siempre una estrella confabuló contra mi juicio final.
Amé a una mujer, amé a otra mujer, amé a una única mujer
(a la manera de un hombre, menos certera que la de un animal).
Tuve enemigos por culpa de la luz con que pude hacer el bien.
No soy un ganador ni tampoco un perdedor:
bajo las cenizas
me aguardan otras alas
hacia donde volar.
¡¡¡ Espectacular !!!
ResponderEliminarGracias
Carlos Luis
Up! me encanta, sobre todo el final. Saludos, Judith G.
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