sábado, 12 de noviembre de 2011

UNA TARDE CON ROBERTO CAZORLA : FOTOS Y PALABRAS DE ÁNGEL CUADRA

































Una tarde con Roberto Cazorla en el PEN Club

Por Ángel Cuadra


El poeta Roberto Cazorla está de paso, de nuevo, por Miami, como reincidente de un “delito” de inevitable confraternidad, y con complicidad, porque aquí en esta ciudad de complicado rostro, -tan injuriada por el gobierno cubano-, muchas manos de afecto lo reciben, y un abrazo de su siempre reestrenada bienvenida lo acoge –y lo atrapa- en los muchos amigos que aquí él tiene, que han seguido siendo amigos contra el reto del tiempo y la tibieza de la ausencia. Cazorla es un poeta cubano que se ha injertado en España a lo largo de muchos años; mejor diríamos que es un porfiado retoño de Matanzas que ha insistido en continuar “verdeciendo” en Madrid. De Ceiba Mocha, pequeño pueblo donde nació y pasó los años inolvidables de su niñez, pasó a la ciudad de Matanzas, capital de provincia, donde desarrolló su adolescencia, parte de su juventud y cursó estudios de segunda enseñanza en un instituto local.

Su vocación teatral lo hizo tomar parte muy activa en el movimiento teatral matancero, alrededor de la década del 50, trabajando, además, como actor en emisoras radiales de Matanzas.

Se radicó después en La Habana, donde hizo estudios teatrales en el Conservatorio de Arte Dramático, y trabajó como actor en emisoras de radio y canales de televisión, así como en varias salas de teatro que ya abundaban en la capital.

Sus contradicciones con la dictadura castrocomunista y su ostensible rechazo a aquel régimen impuesto en Cuba, lo colocaron en una situación difícil que lo llevó a tener que abandonar el país en 1963.

Dejaba atrás un corto pero intenso historial artístico, varias obras de teatro, algunas de las cuales se estrenaron en los escenarios de la capital cubana, y muchos de sus poemas en distintas publicaciones y comentarios literarios en el país. Pero dejaba también lo más importante: su intenso amor por Cuba, a sus rincones amados de la Isla fabulosa, con el desgarramiento de una añoranza que jamás ha cesado en su alma de poeta y en su esencial filiación de patriótica cubanía.

La obra literaria de Roberto Cazorla ha sido extensa y múltiple. Esencialmente poeta, ha publicado alrededor de veinte libros, y sus poemas han figurado en múltiples antologías en España, Estados Unidos y varios países de Latinoamérica.

También ha incursionado en la narrativa, de la que ha publicado dos libros de cuentos y relatos cortos.

En España ha trabajado como actor en conocidas compañías de teatro y en giras, como tal, por toda la península ibérica, y también en novelas radiales en Radio Madrid. Y durante muchos años trabajó como periodista de la Agencia Internacional de Prensa EFE de España. Para Miami, desde España, es colaborador del Semanario El Libre, que dirige el profesor Demetrio Pérez, educador y director de las escuelas Lincoln-Martí, en cuyos locales de la calle Flagler, presentó su libro de poemas titulado “Que un gallo me cante para morir en colores”.

La creación literaria de este cubano durante tantos años ha estado honrando a su país desde la distancia, con su valiosa producción artística; y en la que, a lo amplio y abundante de la misma, siempre asoma invariable su ejemplar cubanía; y por aquella isla suya, en entrañable identificación con la misma, el poeta le clama al lejano horizonte: “!Conviérteme, si puedes, en aquella isla/ que no me dejan ver!

Cortesía: Sitio Web del Pen Club

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