martes, 9 de agosto de 2011
Un poema de Alberto Lauro
ORACION DEL EXILIO
Señor: he escapado huyendo de cárceles,
Flagelos, tiranos, persecuciones, consignas huecas...
Ya no sé dónde meterme salvo el suicidio.
Esto tampoco era lo que esperaba.
¿Y qué me encuentro?
En la televisión las veinticuatro horas
Multinacionales dando a tu pueblo
Publicidad hasta que se empalague,
Enajenados con los deportes,
La vida privada de famosos de hoy
Que mañana serán pasto del olvido,
Noticias truculentas y sensacionalismo,
Canciones baratas mezcladas con chismes inocuos,
Seriales de tramas infectas.
Los ricos, a quienes no les importa
Que un camello entre por el ojo de una aguja,
Son cada vez más ricos,
Parapetados en sus mansiones
De abiertas fauces a la frivolidad y a lo trivial,
Ávidos siempre de dinero y más dinero.
Pero tus hijos, tan indefensos como tú,
Pobres cada vez más pobres, No tienen dónde recostar la cabeza.
Las estatuas que se erigen hoy A prohombres y tribunos
Serán derribadas por las hachas o el hastío mañana.
Esta aparente calma de cólera soterrada puede estallar.
Y los aduladores no saben que un día
Vestirán el traje maldito de la higuera:
Rasgarán sus vestiduras, Ceniza echarán en sus cabellos.
¿Y el pueblo? Obedece como borrego.
Tan sólo unos pocos prefieren inmolarse.
Parece sordo y ciego y mudo pero no olvida Y es implacable cuando menos se espera:
Entonces empuña
La espada ávida de sangre
Que clama justicia. Y ruedan por el suelo como balones huecos
Las cabezas de los que idolatraban...
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