lunes, 25 de julio de 2011
Dos poemas de Alejandro Fonseca
ACECHANZA
Vuelven a confundirse los relojes
la tarde augura conversaciones:
mi madre por el aire acontece
ventanas de un paisaje que destila.
En la boca persiste el regusto
de palmares y cabildos al resistero.
Ahora no alcanzan las monedas
apenas el mensaje y las palomas.
Todavía el poeta puede vociferar
por los suburbios primordiales.
Al otro lado la acechanza
golpizas que regresan en la confusión
un milagro creciendo en la piel
animales que enloquecen
sin flores para alimentarse.
Mientras el pan se evapora
en los patios cementerios.
La primavera extradita golondrinas
su extrañeza enardece a los que huyen.
Aburrido de lucrarme, a toda costa
buscaré un vocabulario para difuntos.
Acaso la coherencia nos enseña a discernir.
Amarrados los ladrones convencen a Cristo.
En junio y en enero bacanales
amputaciones retornan por el norte
una ronda de turistas contaminados.
Se han abierto círculos, parlanchines:
saliva del político perpetuándose.
Una discreta noticia enemiga
quiere hundirse en la respiración.
Detrás de las puertas ataúdes:
promesas en los muros y en el aire.
Todavía podemos alejarnos por el mar .
UN GOLPE EN LA SOMBRA
Las mariposas giran
y el inocente no puede rebelarse.
El sol se avergüenza en mi frente:
estoy olvidando la riqueza del lenguaje.
Ah de la vida, un golpe en la sombra.
Por qué la extrañeza, el espía
que recorre el esplendor ajeno.
Hay música, gatos que huyen:
miseria en los sarcófagos abiertos.
La piel, los bolsillos, los aplausos
es palpable la amenaza que te lleva
y te despierta en habitaciones
que apenas tienen un dueño.
Ah de la tarde en que vinieron
barcos, fotógrafos vomitando.
Siento el olor de los caballos.
Los vecinos ensombrecen la tarde.
La misantropía será la ciencia del futuro.
Que absurdo ruge el unicornio:
animal que aún quiere bostezar
en una ciudad donde las puertas se derrumban
y un borracho propugna pentagramas.
Sólo el insomnio fabrica la belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario