sábado, 5 de marzo de 2011

Un poema de Joaquín Gálvez


Pergamino


El tiempo de las vacas gordas se desinfla en el Puente del Ahorcado.

Mi abuela, soberana con su lengua de media noche:

"bailo danzón sobre un ladrillo, inventando a Arcaño y Sus Maravillas".

Mi abuelo hoy no regresa con el bolsillo vacío:

lo ha llenado de adrenalina tras un jonrón de Sagüita.

Dicen —ellos dicen— que hubo un tiempo en que…

Mientras tanto yo cazo arañas para alimentar mi quimera.

-¡Cojo, suelta la botella…!

Y Chaplin me vuelve a tomar de la mano

para que sea el vagabundo de cada domingo.

El Ánima Sola, la Casa de las Cadenas…

He sido abofeteado por un güije:

si en casa el pan ya no reconoce la noche,

cómo darle de comer a los güijes.

Describo con tinta blanca esta epifanía

(bragadura de la mulata Maritza).

A un mal estudiante de medicina

se le ha concedido el don de escribir poemas.

Entre apagones, kerosén y picadas de mosquitos,

porto el entresijo por donde se descubre el azul de esta isla.

(…And she’s buying the stairway to heaven)

Perpetúo el instante

antes que este poema sea una despedida.


*Publicado originalmente en Diario de Cuba

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