martes, 30 de noviembre de 2010

5 preguntas a Susana Della Latta



Por Luis de la Paz

Una parte importante de la obra pictórica y literaria de la escritora y artista argentina Susana Della Latta, se ha concebido en Estados Unidos, donde radica desde 1986. Esa realidad se refleja en la variedad de contrastes y tonos que capta, y también en cierta neutralidad expresiva en los cuentos que integran su libro Ojo de pez y otros relatos, publicado por la editorial Silueta de Miami.

En su ciudad natal, Buenos Aires, Della Latta tomó cursos de Historia del Arte. En Miami mantiene una sólida carrera como pintora, sin desdeñar la literatura. De su quehacer como narradora se conoce el ya mencionado Ojo de pez, y Drupa y otros textos, otra colección de cuentos. Su poesía ha sido publicada en revistas y portales electrónicos. En este género es autora de Sin alquimia.

1.—Percibo que los relatos que integran tu libro Ojo de pez son más sensoriales que expositivos. Háblanos, por favor, de la cosmovisión general de los textos que integran el volumen.

—El discurso en estos textos apunta a ese mundo sensorial donde las acciones sostienen un formato que permite mostrar lo oculto y mágico tanto del ser humano como de sus pensamientos, dejando en segundo plano o anulando deliberadamente lo anecdótico de la historia. La escritura ha permitido que a través de cierto sarcasmo a veces y humor otras, pueda mostrar mis personales observaciones del entorno. Son relatos nacidos de instantes, experiencias y memorias. A veces simplemente el poder de la palabra buscando una trama, para salir y manifestarse.

2.—Además de narradora y poeta eres pintora. ¿Cómo combinas la plástica, que es lo visual, con lo lírico, donde prima la palabra?

—Como pintora y continua estudiante de historia del arte, es que llego a esa especie de forma (inclasificable) en mi narrativa. La imagen que manejo en mi obra pictórica y de diseño es débil en la semántica y toma fuerza en su morfología y color. Por consiguiente la palabra, con tal tendencia de abstraer, me lleva a lo que describes como sensorial. Definitivamente preciso y persigo ambas disciplinas, sumamente compatibles para mí. La estética visual es tal vez lo que acomoda el lenguaje en la página con cierta organización, o bien caos armónico. En mi pintura hay una notable ausencia del mensaje a través de la imagen. Por eso busco contar, escribiendo.

3.—Desde los años ochenta vives en Miami, ciudad multicultural. ¿Cómo percibe una argentina el mundo cultural y social de Miami?

—Ha habido diferentes ciclos desde mi asentamiento en Miami. Al principio fue una descarga ansiosa. Vine con mis lienzos desmontados de sus bastidores por un lado y los borradores de mis escritos por otro, pensando en continuar la producción favorecida por el anonimato y la luz miamense. Me llevó muchos años dar con la vida cultural y social de la ciudad. Tal vez por enfocarme primero en la península como parte de este país, hablar su idioma, conocer sus reglas. Una vez ubicada me encuentro con un mundo hispano mayormente conformado por inmigrantes caribeños y centroamericanos. Así sus voces, imágenes y música. Creo que ha sido más difícil para mí entender la visión de tales hispanos, a que me entiendan.

4—Cómo valoras el movimiento artístico que se vive en Miami.

—El aumento asombroso de la población y la energía que ponen distintos sectores, nos da acceso a muestras artísticas como nunca antes. Me refiero en particular a la plástica, el teatro y la música. Aún la literatura necesita más tiempo y más editoriales. En lo que el sociólogo Bauman llama “Modernismo líquido”, o realidad impredecible, el arte no hace más que saltar de un sitio a otro sin encontrar aún la solidez de anteriores períodos. Valoro el esfuerzo de todo artista para exhibir su obra en un espacio tan lleno de inseguridades. Pero observo un gran individualismo que dispersa escuelas, estilos y formaciones en vez de exaltar sus talentos. Seguimos más adelantados y vibrantes en la plástica que en la literatura.

5.—Leí que trabajas en una novela. ¿Cómo avanza ese proyecto?

—Avanza lentamente, y es un desafío, no sólo por el cambio de estructura literaria sino porque en ella he manejado desde el comienzo otro estilo menos sensorial y más descriptivo. Seguramente he de completar mi segundo libro de relatos cortos antes de que la novela esté terminada.

Entrevista publicada originalmente en Diario Las Américas el 27 de noviembre de 2010.

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