En Alguien quiere decir una oración, Abreu parte de un hecho doloroso (su madre murió atropellada por un carro en 1995) para montar y desmontar con audacia pasajes cruciales de la vida y la muerte de una mujer víctima de un accidente, y el efecto devastador que su abrupto fallecimiento provoca en sus seres queridos. Resulta difícil resumir esta obra compleja y desgarrada, repleta de sorpresas, que sin caer en sentimentalismos explora con habilidad teatral un acontecimiento absurdo y atroz.
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